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La vacunación obligatoria en Alemania: un fracaso anunciado

8 de abril de 2022

Los alemanes quisieron hacerlo mejor e introducir la vacunación obligatoria contra el coronavirus, implantada en pocos países. El fracaso socava ahora la confianza en la política sobre la pandemia, escribe Jens Thurau.

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Olaf Scholz, canciller de Alemania, a la izquierda, aquí con Karl Lauterbach, su ministro de SanidadImagen: Lisi Niesner/Reuters/dpa /picture alliance

Solo unos pocos países del mundo han hecho obligatoria la vacunación contra el coronavirus: Ecuador, Indonesia, Tayikistán y Turkmenistán. Sin embargo, en muchos países, entre ellos Alemania, la vacunaciónes obligatoria para el personal sanitario, por ejemplo.

Si bien Austria tiene una obligación general de vacunación, está suspendida porque, al parecer, la variante ómicronque prevalece actualmente en el mundo alimenta la creencia de que es posible superar lapandemia sin la obligatoriedad de vacunación.

A pesar de esto, el gobierno alemán insistió en sus planes de la vacunación obligatoria.

Un canciller poco interesado en el tema

El jueves, el Bundestag rechazó varias mociones para la vacunación obligatoria. Ya estaba claro que el gobierno de socialdemócratas, verdes y liberales no lograría una mayoría para la vacunación obligatoria, porque muchos liberales se oponían a ella. Sin embargo, un canciller Olaf Scholz (SPD) extrañamente desinteresado, dejó que la derrota se impusiera. Una alegría para los populistas de derecha de "Alternativa para Alemania" que, como siempre, están del lado de los negacionistas del virus, y en contra de cualquier vacunación obligatoria, siempre.

Cada uno tiene el deber de vacunarse, voluntariamente

El 76% de las personas en Alemania están actualmente vacunadas dos veces, el 59% ha recibido la tercera vacuna. Hay muchos países que lo han hecho mejor, pero también muchos que no. Y también está claro que la vacunación no puede prevenir más infecciones, pero sí complicaciones graves. Así que cualquiera que se vacune ahora lo hace principalmente porque quiere. Pero, como se ha visto en las últimas semanas, al 24% de los alemanes que actualmente no están totalmente protegidos ya no les convence ningún argumento del mundo. Esto también habla en contra del intento de hacer obligatoria la vacunación para todos.

El gobierno dejó pasar el momento. Al parecer, confiaba en que la CDU y la CSU, cuyos primeros ministros regionals estaban todos a favor de la vacunación obligatoria, ayudarían finalmente a que sus propuestas obtuvieran la mayoría. Pero todos lo dejaron solo. Ahora el Canciller Scholz ha declarado expresamente que no habrá más intentos de hacer obligatoria la vacunación, como había indicado su Ministro de Sanidad, Karl Lauterbach, tras la derrota. Scholz no quiere más derrotas como esta.

El gobierno socava su confianza

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Thurau Jens, de DW

¿Cómo se llegó al fracaso? En invierno, a las pocas semanas de estar en el cargo, todos los miembros destacados del gobierno estaban a favor de la vacunación obligatoria. Y su actual fracaso está minando la confianza de la gente en el manejo de la pandemia en general. La última encuesta nacional "Deutschlandtrend" del instituto Infratest-Dimap lo dice claramente: la mayoría de los simpatizantes de los partidos de la CDU, la CSU, el SPD y los Verdes siguen estando a favor de la vacunación obligatoria. ¿Qué se supone que deben pensar estos ciudadanos ahora, cuando el Bundestag debate durante horas y no logra producir un resultado?

¿Y si vuelve una mayor ola de infecciones? 

Pero ¿que pasará si en otoño vuelven a aumentar las infecciones, sobre todo en los mayores no vacunados y las autoridades tienen que volver a imponer a cierres?

Hasta ahora, la gran mayoría de los habitantes de Alemania han soportado todas las imposiciones que acaban de levantarse después de largos meses.

Si entonces no es posible convencer a los ciudadanos de nuevas restricciones, el gobierno con su enfoque poco entusiasta de la vacunación obligatoria también tendrá su parte. Esperemos lo mejor. Vacunarse sigue siendo un llamamiento sensato para todos. Pero ya casi nadie quiere escucharlo.

(jov/ers)