La ultraderecha, ¿esperanza o trampa de Sarkozy?
29 de abril de 2012La extrema derecha viene siendo desde hace tiempo un factor a tener en cuenta en las presidenciales francesas. De vez en cuando, da la campanada y obtiene resultados por encima de lo que las encuestas esperaban. Así fue en esta ocasión. En la primera ronda de los comicios que llevan al Eliseo, celebrada el pasado domingo, Marine Le Pen recaudó el 17,9% por ciento de los votos. No lo suficiente como para pasar a la siguiente vuelta, pero sí lo bastante como para tildar el resultado de éxito.
Marine Le Pen llegó al Frente Nacional en el momento adecuado. La renovación en la saga de los Le Pen le otorgó nuevas alas a la formación. Los temas –nacionalismo, antiinmigración, antiislamismo, rechazo del euro- siguen siendo los mismos, pero suenan diferentes en la boca de Marine. Más modernos y menos agresivos que cuando los oraba su padre, Jean-Marie Le Pen. Más fáciles de defender en público, sobre todo en época de crisis. Más adaptables al discurso de los partidos de masas.
Y eso es lo que está haciendo Nikolas Sarkozy: asumir la retórica del Front National de cara a la segunda vuelta electoral, que lo enfrenta el 6 de mayo al candidato socialista François Hollande. No es la primera vez que el todavía presidente intenta pescar en las aguas de la ultraderecha. Estos votantes siempre han sido potenciales apoyos para la Unión por un Movimiento Popular (UMP). Pero ahora suman una nada desdeñable cantidad de papeletas que roza el 18%. Y Sarkozy es el primer jefe de Estado en la historia de Francia que parte en el último y decisivo tramo de la carrera electoral por detrás del contrincante sin cargo.
Sin embargo, tal es el empeño que está poniendo el mandatario galo en ganarse el beneplácito de los que ya no podrán votar a Marine Le Pen, que asusta hasta a su propio partido.
Mensajes para la movilización
“A François Hollande lo sustentan los islamistas y en Francia hay demasiados inmigrantes”. Con manifestaciones como éstas pone Sarkozy toda la carne en el asador. Y es que, aunque recorta distancias, los sondeos lo colocan aún a diez puntos de su rival socialista. El próximo domingo, las urnas podrían acabar con 17 años de gobiernos conservadores en Francia, y la premisa reza en el Eliseo evitar a toda costa que eso suceda. Sarkozy luchará hasta el final, ha dicho, por conservar la presidencia, y casi podría haber reconocido que cualquier método le es válido.
Que los seguidores del Frente Nacional vayan a apoyar masivamente a Hollande es entre poco probable y totalmente descartable. La gran incógnita es si estos le darán su voto el próximo 6 de mayo a Sarkozy o evitarán los colegios electorales. Sarkozy se esfuerza por movilizarlos. Es un error que en el borrador para una Constitución Europea no se haga referencia a las raíces cristianas del continente, opinó el mandatario en discurso, desempolvando viejos motivos de indignación para la ultraderecha. El partido de Le Pen, declaró en otra ocasión, “es una formación absolutamente compatible con la República Francesa”.
Silencio por lealtad
Lo que no es la formación de Marine Le Pen es un mero partido protesta. Sus votantes son ultranacionalistas convencidos, y no está tan claro que un poco de demagogia vaya a bastar para que caigan en los brazos de Sarkozy. Lo que sí podría suceder es que la agresiva estrategia del presidente acabara distanciándolo de la derecha moderada. Varias voces se escuchan ya dentro de la misma UMP que cuestionan –política pero también moralmente- el modo en que se está llevando la campaña.
“El momento para el análisis vendrá después del 6 de mayo”, cita Le Monde a Jean-Pierre Raffarin para titular una entrevista. El ex primer ministro conservador rechaza en la conversación hacer públicas sus “reservas” a la incursión de Sarkozy en el campo de la ultraderecha. Eso “debilitaría a mi propio bando”, alega, y en la batalla “lo más honorable es ser leal”. Pero Raffarin y otros altos funcionarios de la UMP dejan entrever ya que se prepara un debate de fondo para después de las elecciones. Unos comicios que podrían ser los últimos de Sarkozy.
Autora: Luna Bolívar Manaut
Editor: José Ospina-Valencia