Tragedia del Mar Menor desnuda a la agricultura española
13 de septiembre de 2021La provincia de Murcia, en la costa mediterránea española, es una de las zonas más secas de la Península Ibérica. La región entre Valencia y Andalucía vive del turismo y la agricultura. Pero una parte de la agricultura española está incumpliendo todas las normas medioambientales, perjudicando al medio ambiente y al turismo, y no solo en esta región.
A pesar del paisaje desértico de Murcia en torno a la ciudad costera de Cartagena, allí se cultivan muchas frutas y verduras que también se exportan a Alemania. La carne también se produce en enormes granjas de cerdos. Lo que muchos en la agricultura han ignorado durante mucho tiempo: el contenido de nitratos en el suelo y las aguas subterráneas supera con creces los límites aprobados por la Unión Europea (UE). No solo en Murcia, sino también en muchos otros lugares de España.
Muerte de peces
"Se utilizan demasiados fertilizantes", lamenta el agrónomo madrileño Rafael Álvarez. Además, el sistema de alcantarillado y tratamiento de aguas residuales funciona mal. La UE ha reprendido repetidamente a España por ello. Greenpeace también lleva mucho tiempo advirtiendo de las repercusiones negativas para el medio ambiente de la rápida expansión de la explotación ganadera.
Cuando, hace unas semanas, miles de peces muertos flotaban en el Mar Menor, la mayor albufera o "laguna" de agua salada de Europa, en la costa mediterránea de España, quedó claro que el Gobierno español se había limitado a mirar hacia otro lado durante mucho tiempo. Muchos cultivan tierras y crían animales sin autorización en Murcia y otros lugares de España. Las organizaciones ecologistas calculan que solo la zona del Mar Menor cuenta con entre 8.500 y 10.000 hectáreas de regadío ilegal.
"El agua es un recurso escaso"
Desde hace décadas, Rafael Álvarez intenta convencer a los españoles de que no pueden limitarse a regar y abonar a su antojo, sino que deben medir y controlar sus necesidades: "El suelo español está agotado, las plantas sufren un enorme estrés y el agua es un bien escaso en España".
Sin embargo, Álvarez cree que no solo los agricultores tienen la culpa de esta evolución. En el caso de Murcia, según organizaciones ecologistas, "La Manga del Mar Menor" -el estrecho de 22 kilómetros de longitud que separa al Mar Menor del Mediterráneo en su parte oriental- se vio fuertemente afectada por el desarrollo turístico masivo que comenzó hace 20 años. Viviendas vacacionales, campos de golf y hoteles provocaron también que actualmente no quede nada del biotopo, solo un caldo hediondo en el que apenas abundan algas.
Miedo a la presión de los agricultores
Sin embargo, admitir los errores es difícil para los políticos y las empresas españolas. El conservador Gobierno regional de Murcia, acusado de corrupción, quería que el presidente español, Pedro Sánchez, declarara el accidente geográfico como zona catastrófica. El objetivo: poder utilizar el dinero de los contribuyentes para reparar lo que principalmente había sido destruido por el sector privado.
Pero la ministra nacional de Política Territorial, Isabel Rodríguez, contraatacó: "Lo que está ocurriendo en Murcia no es un desastre natural, sino el resultado de la negligencia y la pasividad." No obstante, la ministra de Medio Ambiente, Teresa Ribera, promete a los murcianos 317 millones de euros para limpiar el Mar Menor y limitar los daños al turismo. Mientras tanto, el ministro de Agricultura español, Luis Planas, guarda silencio. Nadie quiere enemistarse con el políticamente influyente lobby de los agricultores.
Sin embargo, Natalia Bellostas, directora del instituto estatal de tecnología agraria INTIA, de Pamplona, está convencida de "que hay que reducir el consumo de carne". Es partidaria de una agricultura más diversa y a pequeña escala. Considera que es necesario aumentar los precios de los productos agrícolas frescos de calidad a largo plazo, para contrarrestar la industrialización de la agricultura. Otros creen que es necesario realizar más controles nacionales y europeos: "Solo cuando llega presión real de Bruselas, la mayoría de la gente de aquí reacciona", dice Xosé Portas, ganadero de Galicia.
Subvenciones mal dirigidas
Pero, incluso en los hogares, la concienciación sobre el uso de cubos de agua de lluvia o pilas de compostaje, por ejemplo, se extiende solo lentamente. Una piscina privada en un complejo de apartamentos o en una propiedad es algo habitual en muchos lugares: "Sin embargo, es precisamente el agua lo que nos falta", dice Álvarez.
Pero el agrónomo también cree que pasará mucho tiempo antes de que el saber teórico se traduzca realmente en acción. Para ello, dice, se necesita un programa nacional e inversores que apuesten por la transformación de la agricultura española.
Beatriz Bernat sabe, por sus propias observaciones, que las subvenciones de la UE se destinan a menudo a campos de girasol que nadie necesita y cuyas plantas luego simplemente se pudren: "Nadie lo controla."
Pero eso podría cambiar. Diversas asociaciones ecologistas de Murcia han convocado una manifestación para este 7 de octubre. "En realidad, todos tienen la culpa. En la mayoría de los casos no se trata de mala voluntad," dice el agrónomo Álvarez, "sino de desconocimiento de las interdependencias y los efectos." (gg/rml)