La tortura continúa siendo un fenómeno global
9 de diciembre de 2014Tenazas, martillos, embudos… el ser humano parecer ser bastante creativo a la hora de torturar. Curiosamente, estos métodos permanecen inmutables a lo largo de la historia, aclara Barbara Hohl, responsable de una acción de protesta en Berlín apodada “Tienda de la Tortura”, organizada por la organización pro derechos humanos Amnistía Internacional.
Al igual que en una tienda común, en la instalación se muestran objetos como los mencionados acompañados por tarjetas que explican cómo se utilizan en 141 países. “Queremos despertar la sensibilidad del público durante las compras navideñas”, explica Hohl. “Se utilizan objetos del día a día en todo el mundo. Algo demasiado fácil y barato”, continúa la activista.
Ataque a la dignidad humana
La tortura es también el tema central de Maria Scharlau, experta de Derecho Internacional de Amnistía Internacional. “Hace 20 años se aprobó la convención contra la tortura de la ONU y nunca terminó de aplicarse del todo”, dice con motivo del Día Internacional de los Derechos Humanos (10 de diciembre). Para ella, la lucha contra la tortura es uno de los pilares de su trabajo en la organización: “La tortura es un ataque directo a la dignidad humana”.
Según sus estudios, los peores son los países que tienen una legislación ejemplar y, aun así, siguen aplicando estas prácticas inhumanas. Por ejemplo Filipinas, donde la policía usa técnicas como electroshock, ejecuciones simuladas, golpes o violaciones y casi nunca se persigue a los torturadores, aclara Scharlau.
Según una encuesta de Amnistía Internacional entre 21.000 encuestados de todo el mundo, el 40% afirmó que podría sufrir torturas si fuese apresado en su país. Este miedo es sobre todo dramático en Brasil (cuatro de cada cinco personas) y México (dos tercios). Sin embargo, las prácticas más siniestras se registran en Corea del Norte, Uzbekistán y Siria, mientras Turquía mostró un gran avance pese a que en las instituciones penitenciarias siguen produciéndose muchos casos de abuso.
Sobre Alemania, también el 3% declaró tener miedo a la tortura. “Aquí es más un abuso de autoridad”, aclara Barbara Hohl. A diferencia de la tortura, el móvil no sería obligar a hacer una declaración. “Muchos de los policías que lo practican sufrieron abusos durante su formación. Hay una especie de cultura de la violencia que propicia comportamientos como estos”, aclara la directora de la campaña. A veces porque la policía actúa bajo presión y otras porque se permiten métodos inhumanos en nombre de la seguridad publica.
Relativización del problema en EE.UU.
Un mal ejemplo al respecto son los métodos de interrogatorio aplicados por Estados Unidos en la lucha contra el terror. Aunque se publicó un informe sobre las prácticas de la CIA, los activistas de Amnistía creen que no se produjo un cambio real de actitud. Sigue relativizándose y no se termina de superar, dice Maria Scharlau: “El anuncio de Obama (acabar con los interrogatorios en 2009) fue una señal. La nación tiene que mirar hacia adelante”.
Para la experta en derecho, Alemania tampoco es el mejor ejemplo ya que debería tomar una posición clara sobre el tema. Scharlau se refiere como ejemplo al acuerdo de seguridad que actualmente se negocia con México: “Todavía se necesita negociar más e incluir una clausula pro derechos humanos”, concluye la experta.