La toma de la Bastilla de Macron
12 de junio de 2017Su éxito parece imparable. Emmanuel Macron se mudó hace un mes escaso al Palacio del Eliseo y el próximo domingo podría lograr una amplia mayoría el parlamento con su partido social liberal y sus aliados. Los republicanos y el Frente Nacional se llevaron auténticos reveses en la primera ronda. Para los socialistas, fue una auténtica debacle.
Es como si las órbitas del sistema se hubiesen vuelto locas. Las constelaciones mayoritarias de antaño ya no sirven, y las categorías de izquierda y derecha parecen incluso anacrónicas. Si la alianza de "La République en Marche" consigue finalmente 455 de los 577 escaños de la Asamblea Nacional, sería una de las mayorías parlamentarias mas grandes de la historia de Francia desde la fundación de la V República.
"Único y absolutamente extraordinario"
El aparentemente imparable ascenso de Macron tiene que ver también con los fracasos de sus antecesores. El desempleo y la amenaza del terrorismo marcan el pulso del país y a esto hay que añadir una desconfianza masiva frente a los políticos. "La victoria de un político que nadie conocía hace tres años y no tiene base de partido es la expresión de una marcada crisis de representación y del profundo descrédito de la élite política de Francia”, explicaba el politólogo Joachim Schild a principios de mayo en la prensa alemana.
Que un presidente recién elegido logre apoyo suficiente para tener mayoría absoluta en las parlamentarias no es nuevo. Desde que se cambió la constitución en el año 2000, casi todos los presidentes lo han conseguido. El más reciente, el socialista François Hollande. En sus inicios, la fundación del movimiento En Marcha no ha sido nada extraordinario. Las nuevas fundaciones, escisiones y cambios de nombre de los partidos forman parte de la normalidad en el paisaje político francés.
Aún así, el éxito de La République en Marche es único por dos cosas. "Lo que nunca hubo antes de Macron es un Gobierno con un presidente que dice que quiere colaborar con la derecha y la izquierda”, dice la politóloga Eileen Keller, del Instituto Franco-Alemán. Pero además "sorprende que alguien haya conseguido tal éxito con la presidencia y luego obtenga también esa amplia mayoría en la Asamblea Nacional en tan poco tiempo”.
¿Cambio de tornas?
Con Macron, en Francia podría surgir un centro más fuerte, capaz de hacer coalición con ambos bandos. Pero aún está por ver si sus éxitos consiguen marcar el sistema político a largo plazo. El derecho electoral francés favorece la creación de fracciones y unas mayorías grandes y cambiantes. Aunque los pequeños partidos tengan pocas oportunidades de entrar al parlamento, pueden ayudar a los grandes a lograr mayorías estables.
" Hay razones para creer que el escenario parlamentario seguirá evolucionando, también como reacción al bloque de En Marcha”, explica Keller. La abrumadora mayoría podría esfumarse en el aire en cinco años y, además, está asentada sobre una participación muy baja. Nadie sabría decir con exactitud cuánto apoyo tienen los planes de reforma de Macron entre los ciudadanos. Habrá que esperar para ver cómo se comporta su grupo como mayoría parlamentaria. "Todo son caras nuevas. No sabemos como ejercerán su cargo político. No sabemos cuán dispuestos están a distanciarse internamente de Macron”, dice el experto.
Debilitados, pero no acabados
Sin duda, los partidos establecidos salieron debilitados de la derrota del fin de semana. Los mandatos parlamentarios llevan asociadas las retribuciones financieras. Los republicanos tenían aún una base sólida, continúa Keller, "pero los socialistas están desolados porque ahora tienen que luchar por su supervivencia. Sin embargo, todo puede cambiar si la amplia mayoría de Macron se rompe o cambia de rumbo”.
Mientras la izquierda de Jean-Luc Mélenchon tiene que luchar contra la fragmentación, los conservadores están divididos en dos fracciones: los que se han pasado a Macron y los que prefieren presentarse como oposición constructiva rechazando proyectos del presidente
¿Y el Frente Nacional? Marine Le Pen no pudo seguir el camino del éxito de las presidenciales y solo logró movilizar a pocos partidarios. "La dinámica se ha perdido completamente y la posición de Le Pen siguió cayendo”, concluye Keller: "Supongo que su partido no marcará la política de las próximas semanas o meses”. Por otra parte, un hecho que sería otro triunfo para el nuevo presidente.