La tierra, Colombia y las FARC
18 de octubre de 2012Un desarrollo rural integral con enfoque territorial es parte de la agenda del diálogo entre el gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombias (FARC), que seguirá el 15 de noviembre en La Habana. Si para estos la acumulación de la tierra, la presencia de las empresas multinacionales debe cambiar para llegar a un acuerdo, “el modelo de desarrollo no está a discusión”, subrayó Humberto de La Calle, portavoz del gobierno colombiano. Es evidente, la “tierra” es uno de los puntos más conflictivos de un diálogo que, puesto así, parecería no ser posible. ¿Qué se puede hacer desde Europa? ¿Dónde podría estar la salida?
La concentración de la tierra
La Oficina Internacional para Derechos Humanos-Acción Colombia (Oidhaco) advertía antes del inicio del diálogo que “la paz en Colombia no será posible sin la protección del mundo rural, cuya población vive bajo presión de territorio por agroindustria y minería”. Según un informe de Oidhaco, la concentración de la tierra es cada vez mayor, a las grandes propiedades correspondía en 2008 el 53% de la tierra con relación a al 39% en 1999. “Tanto empresas multinacionales como nacionales son responsables de acaparamiento de tierras con violación a los derechos humanos”, dice en Bruselas a DW Vincent Vallies, portavoz de la plataforma.
Los perdedores ocultos del conflicto
Por otro lado, en un informe de la Cruz Roja Internacional -presentado esta semana en el marco de los Development Days de la Comisión Europea- se habla de tres millones de personas víctimas de desplazamientos forzosos. “No se debe sólo al conflicto con las FARC, sino a fuerzas paramilitares y a intereses de la agroindustria”, dijo a DW Roger Zetter, editor de World Disasters Report 2012.
“Colombia es el país con mayor número de desplazados dentro de sus fronteras; la mayoría de los ellos ha vivido en situación de desamparo por diez y quince años y no tienen esperanza de volver a sus territorios. Son los ´hidden loosers´del conflicto, no se los ve porque no quieren ser visibles”, afirma Zetter puntualizando que una asistencia europea más focalizada podría evitar tener que socorrer con ayuda humanitaria a las víctimas del conflicto.
Presencia europea
Precisamente a las víctimas alude el quinto punto de la agenda del diálogo de paz. Antes, en el marco de proyectos de cooperación y desarrollo, la UE había apoyado con proyectos de fomento de la paz y con fondos para apoyar la “Ley de Víctimas y Restitución de Tierras”, aprobada en la administración del presidente Juan Manuel Santos. Dado el desarrollo económico de Colombia, el país no contará a partir del 2014 con la cooperación bilateral europea. Si no es con fondos, ¿podría la UE hacer más a favor de este diálogo de paz aparte de acompañarlo políticamente?
“Debería tener un programa de fortalecimiento de la sociedad civil”, dice a DW Paul Engel, director del European Centre for Development Policy Management. “Si algo hemos aprendido en Europa es que si se quiere arreglar problemas, no hay que dejarlo sólo al gobierno. Este puede encargarse del sistema judicial, de la transparencia, pero trabajar con los pequeños campesinos sacados de sus tierras por una gran empresa es tarea de la sociedad civil, ésta tiene un papel fundamental en una democracia inclusiva en donde se respeten los derechos humanos”, afirma Engel. Dado que son varios los países europeos que tienen experiencias con la reinserción de cuerpos armados a la sociedad civil, sus organizaciones no gubernamentales podrían apoyar en esa medida el proceso de paz colombiano.
En cuanto a la tierra, uno de los puntos centrales tanto del conflicto y como del diálogo colombiano, Engel opina: “Quizá no sea la propiedad lo que hay que reformar sino la tenencia de la tierra; es la tenencia lo que permite que el campesino invierta en ella, si es suficientemente larga y el propietario, arbitrariamente no le puede quitar su tierra. Esa fue la ley que en Holanda causó su desarrollo agropecuario; ahí se puede intercambiar experiencias. El gobierno colombiano con los otros interesados decidirá si quiere nuestra cooperación”.
El papel de la UE
Como quiera que siga este diálogo de paz, según Vallies de Oidhaco en la solución del conflicto por la tierra, tiene que estar presente la sociedad civil. Y “la UE tiene que acompañar el proceso de paz activamente y de dejar de ser mero observador; en vez de fomentar proyectos agroindustriales debería apoyar política y económicamente iniciativas del campesinado y asegurar que en proceso de diálogo que se inició en Oslo las organizaciones campesinas puedan hacer valer su experiencia en lo que debería ser una construcción de paz desde lo rural”. Como fuere, por lo pronto, “la divergencia es grande, pero no sorprende. Hay que ver lo que sucede en La Habana”, concluye Vallies.
Autora: Mirra Banchón
Editor: José Ospina-Valencia