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La Tercera Vía para Latinoamérica

14 de julio de 2003

La quinta Cumbre de la Tercera Vía concluyó decepcionando a quienes la veían como la ruta progresista para un mundo sometido a conservadurismo en lo político y egoísmo en lo económico.

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Lula, ¿representante de la "Tercera Vía Latinoamericana"?Imagen: AP

Hace seis años se celebró la primera de estas reuniones, a partir de una iniciativa del Primer ministro británico, Tony Blair, y del entonces Presidente de estadounidense, Bill Clinton. La "Tercera Vía" buscaba modernizar a la socialdemocracia en un contexto favorable, con Clinton en la Casa Blanca y con 11 de los 15 gobiernos de la Unión Europea (UE) bajo el signo de la centro izquierda.

Sin darle la espalda al sistema capitalista, la Tercera Vía pretende perseguir políticas de inclusión social, una globalización sostenible para el desarrollo económico y para el medio ambiente, llevando a la práctica una combinación entre la histórica "economía social de mercado" al estilo alemán, conciencia ecológica y un trato justo a los desfavorecidos.

La Nueva Europa

Ahora parece que poco ha quedado de aquel "manifiesto de una política de centro-izquierda" del cual solía hablar Blair. Como demostró la crisis iraquí, Londres se sintió más cómodo pactando con los gobiernos conservadores de Madrid y Roma, siguiendo la línea marcada por la Casa Blanca, ahora nuevamente bajo mando conservador. Nació lo que algunos expertos llaman "atlantismo".

Tony Blair bei eorge W. Bush und Laura Bush
En la práctica, Blair se alineó con los conservadores.Imagen: AP

En la práctica política, la "nueva Europa" parece haber desplazado a la Tercera Vía, cuya ambición de querer complacer a todos (desde la reforma del Estado de Bienestar hasta una distribución más justa del ingreso), también la transformó en un concepto escurridizo.

Al menos en Europa, no parece haber espacio para un enfoque que pretenda lograr un equilibrio entre el pragmatismo económico y una visión social más justa. Las urgencias del corto plazo chocan contra las exigencias del largo plazo, y la presión para obtener resultados inmediatos. Es precisamente lo que la Tercera Vía quería evitar.

Beneficios al margen

Quien para muchos emerge como una figura que marca rumbo es Luis Inacio "Lula" da Silva. El Presidente brasileño no perdió la ocasión de un foro mundial para advertir que "el realismo político no debe servir para justificar el sacrificio de los sueños que conformaron la base del pensamiento de izquierda".

Junto a "Lula", también participaron los mandatarios Ricardo Lagos, de Chile, y Néstor Kirchner, de Argentina. Los tres son considerados como representantes de una tercera vía al estilo latinoamericano. La cumbre en Londres sirvió para que entre ellos anunciaran la intención de buscar una mayor integración en Sudamérica para "tener más fuerza para negociar", como dijo Lula, pensando en la siguiente ronda de negociaciones de la Organización Mundial del Comercio, que tendrá lugar en septiembre en la localidad mexicana de Cancún.

Este podría ser el resultado más concreto desde una perspectiva latinoamericana, frente a una Unión Europea proteccionista en lo comercial, con fuertes tensiones internas en lo político y, en lo estratégico, orientada hacia el este y no hacia el sur. Se trata de actuar en conjunto en las grandes negociaciones internacionales, sobre el consenso de políticas que, al menos sobre el papel, aspiran a mayor equidad social. Así, la Tercera Vía que en Europa parece estancada, podría darle algo de impulso a Latinoamérica.