La Stasi y la Madre Teresa
1 de enero de 2016La vida y la obra de la Madre Teresa apenas había despertado el interés del Estado. Nacida en 1910 en Skopje (actual Macedonia) en una familia albanesa, luchó desde 1950 contra el sufrimiento de los más pobres entre los pobres, provocando gran admiración. La obra fundada por sus Misioneras de la Caridad en Calcuta, India, la hicieron mundialmente conocida desde 1970. Nueve años más tarde fue reconocida con el Premio Nobel de la Paz.
Tras la ceremonia, viajó regularmente a la República Federal de Alemania. Y entre 1980 y 1989, también una docena de veces a la República Democrática de Alemania, la RDA. El régimen de Berlín oriental trataba con recelo a la iglesia católica. Pero no desaprovechaba la oportunidad de utilizar la presencia de celebridades como ella. La monja fue considerada una "visita de alto nivel". En los archivos de la Stasi aparece a veces como "Madre Teresa", otras como "Madre Teresia", como "Madre Theresa", a veces viene en mayúsculas… incluso llega a aparecer como "la monja india Mary Teresa Bojaxhiu, conocida como Madre Teresa".
Salvoconducto preferente
De ningún modo se desprende que los caminos de la Madre Teresa se desviaran del plan marcado. A veces llegaba un día después de lo previsto, otras volaba uno antes. Pero las autoridades y la Stasi eran puntualmente informadas con antelación. Cuando a mediados de 1986 publicó el periódico Berliner Morgenpost una nota sobre una inesperada visita de la religiosa, el expediente correspondiente lleva la anotación "hasta ahora nada desconocido. Informados HA XX y VI". Desde la entrada (en un Mercedes del consulado indio) hasta la salida (en un vuelo a Atenas desde el aeropuerto berlinés de Schönefeld), eran informados los distintos departamentos. Y como suele recogerse en los expedientes, se le daba "paso prioritario sin control en la aduana".
La primera visita, en 1980, fue sin duda la más espectacular. La Madre Teresa estaba en Berlín occidental. La Secretaría de Estado de Asuntos Religiosos de la RDA recibió su solicitud de ingreso el 5 de junio, durante la celebración del Corpus. Era entonces ministro de Asuntos Exteriores Oskar Fischer. El caso llega al ministro de Seguridad del Estado (Stasi), Erich Mielke. Él sugiere "permitirle excepcionalmente como extranjera la entrada por el control fronterizo de la calle Heinrich Heine".
Fotos en blanco y negro
Para Corpus Christi, miles de visitantes de Berlín occidental estaban en la parte oriental. La Stasi tenía 115 agentes de campo infiltrados, entre otras cosas para controlar a la albanesa con pasaporte diplomático indio. A su llegada, la Stasi anotó solamente el puesto por el que realizó la entrada "desde Berlín occidental filmada por dos desconocidos". Y la fotografió. Cuando llegó a la catedral, volvió a ser ampliamente documentada su presencia en imágenes, registrando en ellas a sus interlocutores. Numerosas fotografías se pueden encontrar todavía en los archivos.
Al año siguiente, en 1981, cuatro hermanas de su congregación entraron a trabajar en cuidados paliativos en el hospital católico de St. Hedwig de Berlín oriental. Dos años más tarde, por primera vez las vino a visitar la Madre Teresa.
Ramo de flores y noticiero
Un detalle de 1984 muestra la importancia que revestía para el Estado. Entonces quería la Madre Teresa visitar una segunda instalación en Ciudad Karl-Marx (actual Chemnitz).
Las autoridades locales se enteraron de la visita sólo una vez comenzada. Y el alcalde, el camarada Kurt Müller, buscaba consejo. Se lo dio desde Berlín el subsecretario de Estado para Asuntos de la Iglesia: sería "del mayor interés que acudiera aquí en la ciudad a un encuentro con el alcalde". Y debería informarse "esta tarde en Cámara Actual" (que era el informativo principal de la televisión de la RDA). Debía al menos por todos los medios conseguirse una fotografía por parte de la agencia oficial de noticias ADN para proporcionársela a United Press y a otros medios, puesto que la "prensa occidental espera ver cómo es tratada la Madre Teresa en la RDA".
La insistencia de la Secretaría de Estado para una recepción o una charla informal en el Ayuntamiento no dio frutos. Ella quería escribir una carta al alcalde a través del sacerdote que la alojaba, pero no tenía tiempo en esta ocasión para un encuentro. Así que se le pidió al político que fuera al convento de las Hermanas de la Caridad. Le llevó un ramo de flores y un libro de fotografías de la ciudad, acompañado por el equipo de Cámara Actual "de principio a fin". La agencia estatal de noticias ADN habló de un "encuentro cordial".