La sombra del pasado nazi
27 de octubre de 2003La historia del monumento a las víctimas del Holocausto, que se construye en la capital de Alemania, es larga y accidentada. Transcurridos 58 años del término de la II Guerra Mundial, las emociones todavía están a flor de piel cuando de las atrocidades del nazismo se trata. El hecho de que pasara más de una década desde que se gestara la iniciativa para erigir un recordatorio de la masacre de millones de judíos en Europa hasta que se iniciara efectivamente la obra, da una muestra de lo complejo del tema.
Asociación intolerable
Ahora vuelven a abrirse viejas heridas, debido a las implicaciones históricas con el genocidio nazi que arrastra una de las empresas que intervienen en la construcción. Se trata de Degussa, el tercer consorcio químico de Alemania. Estaba previsto que una de sus filiales proveyera un elemento para impregnar las 2.700 mil columnas de que constará el monumento, con el fin de protegerlas de graffities. El problema radica en que Degussa poseía en los años 40 un 42,5% de la empresa Degesch, que fabricó el gas Zyklon B, utilizado para asesinar judíos en las cámaras de exterminio. Y la sola asociación resulta intolerable para algunos sobrevivientes del Holocausto y sus deudos.
"Cualquiera tiene que relacionar la época nazi con tres cosas: Auschwitz, Zyklon B y Mengele", señaló el jefe de la comunidad judía de Berlín, Alexander Brenner, lamentando la falta de tacto que hubo al encargar el aislante para el nuevo monumento. Sea como fuere, cuando los máximos responsables se enteraron de lo que ocurría, decidieron suspender el contrato y buscar un nuevo proveedor. Pero la discusión, lógicamente, ya se había desatado a nivel público.
El hoy y el ayer
Algunos hacen notar que la actual empresa Degussa poco y nada tiene que ver con aquella de los tiempos de Hitler. Ciertamente, diversas compras, ventas y fusiones han modificado a fondo la estructura de la firma. También habla a su favor el hecho de que haya sido una de las 16 fundadoras del fondo creado por la industria alemana para indemnizar a los trabajadores forzados del período nazi, al que en conjunto han aportado cerca de 2.600 millones de euros. Ello le ha valido al consorcio químico una buena imagen en lo que a respecta a la dura tarea de asumir responsablemente el pasado.
El presidente del Parlamento alemán, Wolfgan Thierse, llamó a no dañar el nombre de una empresa que hoy tiene reputación internacional, mientras el presidente del Consejo Central de los Judíos de Alemania, Paul Spiegel, coincidió en que no se puede comparar a la Degussa de hoy con la de entonces. Aun así, subrayó que hay que respetar los sentimientos de los afectados. Y ellos son quienes tienen la palabra, tratándose del monumento en memoria del Holocausto que, pese a los tropiezos, se espera inaugurar el 8 de mayo del 2006, cuando se cumplan 60 años del término de la II Guerra Mundial.