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Rotación de núcleo interno de la Tierra se está ralentizando

21 de junio de 2024

La reciente desaceleración del núcleo interno podría extender los días en la Tierra, aunque el cambio sería imperceptible para nosotros.

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Científicos estudiaron 121 terremotos en las Islas Sandwich del Sur para entender el comportamiento del núcleo interno.
Científicos estudiaron 121 terremotos en las Islas Sandwich del Sur para entender el comportamiento del núcleo interno.Imagen: Yuri Arcurs/IMAGO

Una reciente investigación liderada por la Universidad del Sur de California (USC) ha revelado un fenómeno intrigante: la rotación del núcleo interno de la Tierra se ha ralentizado significativamente en comparación con la superficie del planeta durante los últimos 14 años. 

Este descubrimiento, publicado en la revista Nature, plantea nuevas preguntas sobre la dinámica interna de nuestro planeta y sus posibles repercusiones en la superficie. Además, los investigadores señalan que, si esta tendencia misteriosa continúa, podría alargar los días en la Tierra, aunque los efectos serían imperceptibles para nosotros.

El núcleo interno, una esfera superdensa y ardiente de hierro y níquel aproximadamente del tamaño de la Luna y ubicada más de 4.800 kilómetros bajo la superficie terrestre, es un objeto difícil de estudiar. No obstante, se sabe que este núcleo está rodeado por otro núcleo externo de metal fundido y ambos están encapsulados por el manto terrestre, una capa sólida de roca. Aunque todo el planeta gira, el núcleo interno puede moverse a una velocidad diferente debido a la viscosidad del núcleo externo.

Evidencias "inequívocas" que el núcleo se ha ralentizado

Durante más de dos décadas, científicos han debatido sobre el ritmo de giro de este enigmático núcleo interno, sabiendo desde hace 40 años que tiende a girar ligeramente más rápido que la corteza y el manto. Sin embargo, el reciente estudio encabezado por John Vidale, profesor de Ciencias de la Tierra en la USC, marca un punto de inflexión al evidenciar "con pruebas inequívocas" que desde 2010 este núcleo ha comenzado a ralentizarse.

"Cuando vi por primera vez los sismogramas que insinuaban este cambio, me quedé perplejo", comentó Vidale. "Pero cuando encontramos dos docenas más de observaciones que señalaban el mismo patrón, el resultado era ineludible. El núcleo interno se había ralentizado por primera vez en muchas décadas. Otros científicos han defendido recientemente modelos similares y diferentes, pero nuestro último estudio ofrece la resolución más convincente", agregó.

Para estudiar estos movimientos, los científicos como Vidale utilizan las ondas sísmicas generadas por terremotos y pruebas nucleares. En esta investigación específica, se analizaron datos de 121 terremotos repetidos en las Islas Sandwich del Sur y pruebas nucleares antiguas, lo que permitió al equipo obtener una visión más clara del comportamiento del núcleo.

¿Por qué ocurre esta ralentización?

Según Vidale, los resultados de su estudio sugieren que el cambio en la velocidad de rotación del núcleo interno podría estar influido por la agitación del núcleo externo de hierro líquido que lo rodea, el cual es responsable de generar el campo magnético de la Tierra, y también por las fuerzas gravitatorias del manto rocoso que lo envuelve. A pesar de la complejidad de estos procesos, los investigadores creen que estos movimientos no implican un riesgo inmediato de catástrofes naturales.

Por otra parte, aunque las consecuencias de este fenómeno son sutiles, el estudio indica que podría afectar a la duración de los días en la Tierra. Pero tampoco hay motivo para alarmarse: el cambio solo se produciría en fracciones de segundo, tan pequeñas que serían casi imperceptibles, perdidas en el "ruido" de los océanos y la atmósfera, según explicó Vidale. En otras palabras, no hay necesidad de ajustar los relojes todavía.

"La danza del núcleo interno podría ser aún más animada de lo que sabemos hasta ahora", comentó Vidale, subrayando la importancia de continuar con la vigilancia y estudio de estas profundidades geológicas.  

Felipe Espinosa Wang con información de la USC y Nature.