La Revolución Rusa
2 de junio de 2009Un estruendoso cañonazo del acorazado “Aurora” marcó el inicio de la gloriosa Revolución de Octubre. Apenas se había desvanecido, cuando los soldados del Ejército Rojo, llenos de ímpetu revolucionario y temeridad penetraron en el Palacio de Invierno de San Petersburgo, la sede del gobierno, y arrasaron con los defensores del viejo sistema. Así describió los sucesos posteriormente la propaganda soviética. En realidad, los miembros del gobierno estaban dentro del palacio desprotegidos y llenos de miedo. Se rindieron sin oponer mayor resistencia, se hallaban desde hacía tiempo en el blanco de la crítica de fuerzas de extrema derecha y de los bolcheviques.
Lenin y Trotzki
Vladímir Ilich Uliánov (1870-1924), mejor conocido como Lenin, así como Leo Bronstein (1879-1940), llamado Trotzki, manejaban los hilos de la insurrección y fueron los que la llevaron, en octubre de 1917 a la revolución. Bajo comando de Trotzki fueron ocupados los principales edificios de San Petersburgo (llamada posteriormente Leningrado), encarcelando a los principales miembros del gobierno. Un “Congreso de los Soviets de toda Rusia” convocado de urgencia acordó en la noche de la revolución el golpe de Estado y los siguientes pasos del nuevo gobierno: la expropiación de los terratenientes y un acuerdo de paz con Alemania.
La guerra de desgaste en el frente occidental ruso debía suspenderse cuanto antes, de manera que Trotzki, inmediatamente después de la exitosa revolución, asumió el liderazgo militar en las negociaciones con los alemanes.
Tratado de Brest – Litovsk
Los alemanes vieron con benevolencia el golpe de Estado en Rusia y lo apoyaron. Querían alcanzar una paz favorable con Rusia para lanzar al conjunto de sus fuerzas armadas al frente occidental y emplear todo su poderío contra los ejércitos franceses y británicos. Sin embargo las negociaciones se tornaron difíciles. El 17 de noviembre de 1917 fue acordado meramente un armisticio. Las propias negociaciones de paz comenzaron el 9 de diciembre de 1917 cerca de Varsovia, en la localidad de Brest – Litovsk.
Las negociaciones fueron suspendidas sin resultados a finales de enero de 1918. Trotzki no aceptaba las demandas alemanas de anexión de una gran parte de los territorios ocupados por el ejército alemán. En vista de ello fueron reiniciadas las hostilidades. Como el ejército alemán seguía avanzando y ocupando nuevos territorios, el 3 de marzo de 1918 fue firmado por fin un tratado de paz.
Ucrania y Finlandia obtuvieron su soberanía, Rusia renunció a sus demandas territoriales frente a Polonia y el Báltico. Armenia fue adjudicada a Turquía. Esta paz dictada a Rusia la debilitó. Unos 60 millones de habitantes abandonaron el país, que además perdió alrededor de 1,4 millones de kilómetros cuadrados de su territorio. La situación económica, tras la pérdida de Ucrania, con su industria del carbón y del hierro, así como sus fértiles campos, se fue a pique, lo que se convirtió en una pesada hipoteca para el gobierno soviético.
José Stalin
Mientras que Lenin y Trotski impulsaban la subversión con ahínco revolucionario, Jossif Vissariónovich Dzhugashvili, llamado Stalin (1878-1953), titubeaba. Era comisario de nacionalidades y opuso numerosas trabas a la revolución. Se mantuvo bastante alejado de los acontecimientos revolucionarios. Tras la muerte de Lenin el 21 de enero de 1924 logró hacerse del poder dentro del partido y al frente del Estado. Casi 30 años gobernó con mano férrea y poder absoluto. Por una parte condujo a la URSS a la victoria durante la Segunda Guerra Mundial y convirtió al agrario Estado ruso en una potencia mundial. Por otra parte encabezó un régimen de terror y represión que asesinó a millones de personas. Según las últimas estimaciones, durante la llamada persecución de los kulaks, entre 1928 y 1937 fueron asesinados bajo órdenes de Stalin alrededor de 10 millones de campesinos calumniados como “explotadores del campo”.
La URSS (Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas) existió hasta 1991. La política de reformas impulsada por Mijail Gorbachov (1931), conocidas mundialmente bajo los términos Perestroika y Glasnost, pretendían reformar el Estado soviético. La política de Gorbachov condujo sin embargo a dificultades políticas internas y a una estrechez económica que acabaron golpeando a la URSS. Los Estados bálticos declararon en agosto de 1991 su independencia y otros miembros de la Unión siguieron el ejemplo. El 8 de diciembre de 1991 tuvo lugar oficialmente la disolución de la URSS, los 12 miembros que quedaban en la unión se agruparon en la Comunidad de Estados Independientes (CEI).
Autor: Matthias von Hellfeld/ EU
Editor: Pablo Kummetz