De lector a crítico
1 de octubre de 2011Los lectores pasan cada vez más tiempo leyendo en internet noticias, revistas, periódicos y publicaciones académicas. Ahora, además, cada vez más gente se está volcando a los portales literarios, en los que comparten sus experiencias de lectura.
No se trata de un fenómeno exclusivo de los jóvenes, sino que, como informan los organizadores de dichas plataformas, la edad promedio de las “ratas de biblioteca” es de alrededor de 40 años.
Arno Sanders, por ejemplo, es un jubilado que acaba de dar sus primeros pasos en la red. Dice que fue su hijo el que lo convenció de hacerlo, prometiéndole que “podría conversar con un montón de personas interesadas en los libros”.
Crítica literaria más emotiva y popular
Todo comenzó con un grupo de personas descontentas con las reseñas literarias propias de los periódicos alemanes, que pensaban que éstas estaban muy alejadas de la realidad, y que el horizonte, en cuanto a la selección de obras, era muy estrecho. Y así fue como los lectores se transformaron en críticos.
Tal vez su línea no sea la misma que la de la crítica literaria profesional, pero, a menudo, las reseñas poseen un carácter emotivo y son breves, por lo que se están volviendo muy populares.
Libros con valor agregado
En su relativamente corta existencia, los e-books y los lectores de los e-books han creado nuevas posibilidades en su forma de interactuar con el libro como medio cultural.
La diseñadora web Karla Paul trabaja para la página lovely-books.de, un portal alemán que aspira a usar la última tecnología para añadir un plus de valía a las obras.
La página está fuertemente enlazada a la comunidad de lectores a través de las redes sociales ya existentes, con autores, blogueros, editores y distribuidores literarios. Ofrece extractos de libros y fotografías, y el lector puede unirse a círculos de lectores en los que los mismos autores son moderadores. También es posible participar de debates, obtener opiniones sobre un libro o ejercer activamente la crítica.
Su última novedad es una herramienta llamada “Buchfrage” (pregunta sobre el libro), que permite que un lector de e-book pueda plantear una pregunta si no comprende un pasaje del mismo. Y no se lo pregunta a otro lector, sino directamente al mismo autor de la obra.
“Este sentimiento de ser capaz de comunicarse con los autores desde adentro mismo de un libro es increíble”, dice Karla Paul. “Me pone la piel de gallina”.
Desde las novelas de vampiros hasta Thomas Mann
Existen tantos portales literarios como géneros, y, por lo general, se puede decidir cuál será el favorito por el estilo de la página: algunas parecen serias y otras, no tanto. Las no tan serias se caracterizan por contener dibujos de caballeros, damiselas y figuras fantásticas que reciben al lector con alguna frase hecha.
Lars Schafft es un ex informático que construyó una serie de portales literarios enlazados por la palabra “Couch” (sofá). La página de cocina Kochbuch-couch.de, por ejemplo, o kinderbuch-couch.de, una web de literatura infantil, así como la histo-couch.de, de novelas históricas. Schafft dice que las páginas especializadas en literatura son las más cliqueadas. ”Atraen a los lectores que buscan contenidos muy específicos”, señala Schafft. “Estamos generando un equipo de expertos, no sólo para ofrecer información, sino también para recibirla.”
Pero los usuarios de esas páginas web no sólo quieren leer, sino también hacer nuevas amistades, lo que es posible gracias a los debates abiertos.
Nuevas oportunidades de mercado
Los portales literarios han comenzado a ser observados atentamente por editores alemanes. Carsten Sommerfeldt, vocero de prensa de la editorial “Berlin Verlag”, se alegra de poder llegar directamente a los lectores. “Cuando enviamos comunicados de prensa no sabemos exactamente quién los leerá”, explica Sommerfeldt. Pero, según él, ahora es posible publicitar un libro del modo más perfecto: “Ninguna publicidad es tan eficaz como los debates entre la gente que lee las publicaciones, y eso es exactamente lo que provocan esos portales”, agrega.
Pero no todos están tan felices con estos cambios. Wolfgang Tischer, fundador de literatur-cafe.de, dice que los portales literarios han perdido su inocencia. Está disgustado con que muchas de esas webs presenten a autores como parte de una campaña especial sin avisar a sus usuarios que esos espacios publicitarios han sido comprados por los editores.
“Muy a menudo, la gente olvida el hecho de que ciertos libros sólo están en la página porque su editor pagó para eso”, se queja Tischer. Pero a los lectores no se los puede engañar. Si un libro es malo –sea cual fuere el tratamiento especial que se le de- la noticia se difunde velozmente en los grupos de lectores. Los lectores alemanes no sólo se han vuelto más selectivos en su uso de las redes sociales, sino que cada vez influyen más en ellas.
Autora: Sabine Korsukéwitz/ Cristina Papaleo
Editora: Enrique López