“La retirada de Siria no es la panacea”
27 de abril de 2005
El rotativo De Morgen, de Bruselas, analiza: “Más rápido de lo que esperaba ha retirado Siria sus tropas del Líbano, su estado vasallo. La retirada se llevó a cabo en orden y sin los temidos brotes de violencia. Siria, que es una potencia regional nada despreciable con un temible servicio secreto y un ejército fuerte, ¿se retira del campo de batalla a pedido de la oposición libanesa, de Estados Unidos y de Francia en un abrir y cerrar de ojos? Hace dos meses nadie se hubiese creído esta historia […] La oposición libanesa ha obtenido lo que quería. Ahora debe probar que puede manejarse en esta nueva situación”.
The Guardian, de Londres, comenta: “La retirada de Siria no es la panacea para todos los variopintos problemas del Cercano Oriente, de la violenta inestabilidad en Irak, pasando por el conflicto entre Israel y palestinos hasta la confrontación entre Irán y Estados Unidos […] Como Damasco anotó secamente ayer sería bueno que Naciones Unidas obrara con la misma firmeza cuando de la ejecución de sus resoluciones respecto a Israel y las alturas del Golán se trata. La siguiente retirada de este año, cuando Israel entregue a los palestinos la franja de Gaza, tendrá mayor efecto. En todo caso, para la región entera es bueno eso de terminar con las ocupaciones”.
El Daily Telegraph, también de Londres, apunta. “Después de 29 años de tutoría, Líbano tiene ahora la oportunidad de recobrar completamente su soberanía […] Beirut fue alguna vez la joya del Cercano Oriente. El final del yugo sirio abre la oportunidad de volver a brillar. Pero esto sólo se logrará a través de la voluntad a hacer concesiones; trágico es que eso no haya sido posible en los años setenta y que haya llevado a las torturas de una prolongada guerra civil”.
El diario El País, de Madrid, comenta: “La retirada de sus tropas y de la parte más visible de su formidable tinglado de seguridad debilita un poco más al aislado presidente sirio, Bachar el Asad, que tras cinco años en el poder tiene su credibilidad tan menguada como el alcance de sus supuestas reformas y sigue básicamente en manos del sombrío aparato político-militar alumbrado por su padre. Asad hijo cometió el funesto error de apostar, con todas sus consecuencias, por que EE,UU saldría escaldado de Irak. Pero sería ingenuo creer que la salida de Damasco devuelve al pequeño vecino a una página en blanco.
A pesar de todo, la purga completa del poder sirio en Líbano no se va a ventilar en manifestaciones populares y anuncios a los medios informativos. Siria sigue manteniendo una tupida red de influencia que incluye hechos como que el actual presidente Lahud y el primer ministro interino Mikati sean hombres suyos. O que los tanques y la artillería de Líbano y sus repuestos provengan básicamente de Siria, que también entrena a sus militares. El tiempo dará la medida de hasta qué punto Damasco ha dejado de considerar a Líbano su apéndice occidental”.