La resurrección de Alan García
6 de junio de 2006Liberation, de París, escribe: "Después de dos décadas, Alan García vuelve a tomar las riendas en Perú. Es una notable resurrección, después de haber dejado al país desangrando. El socialdemócrata asegura que ha cambiado. Sin embargo, debe su triunfo más a los temores que despertó entre los electores urbanos moderados el ímpetu populista de su contrincante, Ollanta Humala, que a la aprobación despertada por sus propios argumentos en la campaña electoral. Humala se vio afectado, además, por el perturbador apoyo del presidente venezolano, Hugo Chávez, quien veía en él una cabeza de puente para ampliar su influencia en la región".
La derrota de Chávez
El rotativo Salzburger Nachrichten, de Salzburgo, opina: "Hugo Chávez fracasó en Perú con sus esfuerzos por aumentar su influencia política. El nacionalismo peruano fue un hueso demasiado duro y el respaldo de Venezuela a Humala resultó contraproducente. Ahora Chávez dirige pues su mirada hacia el caótico Ecuador, y en Perú no se cansará de mantener en el candelero los conflictos sociales. Pero Perú no es Bolivia, donde eso ya se ensayó cuando Evo Morales estaba en la oposición. Humala sólo puede alimentar esperanzas para el futuro si todo permanece dentro del marco de las normas democráticas y la gobernabilidad."
Dimensión geopolítica
El País, de Madrid, apunta: "García tiene una tarea ingente ante sí. Debe superar los recelos que genera su desastroso pasado. (...) De momento, su victoria debe suponer un frenazo a las aspiraciones políticamente expansionistas de la revolución bolivariana impulsada por Chávez desde Venezuela y, por tanto, tiene una dimensión geopolítica. La intromisión del líder venezolano en la campaña peruana puede haber acabado por dificultar el avance de su aliado Humala, pues García las planteó casi como un sí o no a Chávez y al chavismo. Perú no ha sido Bolivia. El nuevo presidente mantendrá el acuerdo de libre comercio con EE UU, aunque lo modifique, pero necesitará también un mejor marco regional. Y, sobre todo, no debe olvidar la desigualdad y las reivindicaciones indígenas. La profunda transformación social que ha prometido sólo la conseguirá si da también respuesta, aunque diferente, a las preguntas que están en el origen del fenómeno Humala. Pero respuestas debe haber".
Motivo de esperanza
De Volkskrant, de La Haya, comenta: "Durante su entusiasta campaña electoral, García se perfiló como un socialdemócrata moderado que desea combatir la pobreza pero también comprende que sólo el crecimiento económico puede ayudar al país a largo plazo. Esto de seguro no es un espejismo para Perú, que con sus grandes reservas de oro y cobre posee una importante fuente de ingresos. Pero el país combate contra grandes diferencias de ingresos y permanente intranquilidad política. El nuevo presidente tendrá que hacer comprender a la clase pudiente que se necesita una mayor justicia social, también en interés de un desarrollo económico sano. Además tendrá que abogar por una reconciliación política. Su discurso tras el triunfo electoral por lo menos permite abrigar la esperanza de que lo ha comprendido."