La resurrección de la Love Parade
22 de febrero de 2006A sólo una semana del término del Mundial, Berlín volverá a ser este año escenario de una fiesta de multitudes. El ave fénix de la Love Parade promete resucitar de sus cenizas el 15 de julio, con todo el colorido y estrépito que corresponde a los amantes de la música tecno, tras haber sufrido un síndrome de abstinencia colectivo durante dos años. La falta de dinero provocó ese agujero de silencio veraniego en Berlín los años 2004 y 2005, pero ahora el anuncio es oficial: la "¡Love Parade vive!", como informó gozoso el padre de esta monumental fiesta de la música electrónica, el DJ Matthias Roeingh, más conocido como Dr. Motte.
Don dinero
Pero, como todo cambia, también este "desfile del amor" se ha despojado de su sello de purismo cultural de antaño. Su resurrección sólo se ha vuelto posible ya que se encontró un patrocinador dispuesto a aportar un millón de euros para financiarla. Se trata de Reiner Schaller, dueño de una cadena de gimnasios llamada McFit. Con ello queda sellado definitivamente el proceso de comercialización del evento y, por ende, se pierde para siempre algo de su encanto original.
Pero el realismo se impuso desde que, en el año 2001, la Love Parade perdió su status de manifestación callejera. A partir de entonces, los organizadores se vieron confrontados con la obligación de pagar los gastos de limpieza y de seguridad que generaba el espectáculo al municipio, viéndose en la imposibilidad de solventar sus propios costos. Esto selló la desaparición del espectáculo, que también había ido perdiendo poder de convocatoria entre la gente. Si en 1999 acudieron casi 1,5 millones de personas, el 2002 fueron sólo 700 mil, y 500 mil al año siguiente.
Lo que falta
Ahora, sin embargo, los organizadores esperan que el público vuelva a bordear el millón de personas. Y cuentan también con encontrar otros patrocinadores que pongan el dinero faltante para cubrir los costos totales, que se estima ascenderán a entre 2 y 2,5 millones de euros.
Dr. Motte, por su parte, sigue siendo un soñador a sus 47 años de edad. Y se siente en las nubes, ansioso de volver a ver bailar a la multitud por las calles de Berlín. Porque, como dijo al anunciar que la capital alemana volverá a tener su desfile tecno, "manifestarse con música en pro del amor es lo mejor que le puede pasar al mundo".