La resiliencia de Guayaquil en tiempos cada vez más difíciles
La ciudad más grande de Ecuador, con alrededor de tres millones de habitantes, es una de las áreas costeras más vulnerables del planeta. Los terremotos son una amenaza constante, así como el aumento del nivel del mar.
Antes de la tormenta
Unos tres millones de personas viven en el área urbana de Guayaquil. De acuerdo con el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, Guayaquil está en el puesto cuatro de las ciudades costeras con mayor riesgo por el aumento del nivel del mar.
Empoderamiento local
Las llamadas brigadas de gestión de riesgo han sido introducidas como parte de un programa colaborativo entre la agencia internacional CARE y las autoridades locales. Animado por sus éxitos, el departamento de gestión de riesgos está presionando hacia la descentralización para poder asistir a más asentamientos en riesgo.
Seguridad ignorada
Los que están expuestos a mayor riesgo son quienes liven en los estuarios del río, no solo por las inundaciones, sino también porque los terremotos podrían provocar estragos como resultado de la estabilidad inherente. Está prohibido construir viviendas a menos de 15 metros de las orillas del río. Sin embargo, las casas de la imagen llevan ahí muchos años.
Entrenamiento para las catástrofes reales
Los locales participan en simulaciones que tienen como fin entrenarles para eventuales situaciones de emergencia. En ellas se les dan instrucciones sobre cómo reaccionar a desastres reales y otros sucesos. Además, cada año en el mes de noviembre se lleva a cabo una simulación a gran escala.
Anillo de fuego
En los últimos años se han desatado cada vez más incendios debido a las altas temperaturas y a los períodos de sequía más largos. La escasez de lluvia se está convirtiendo en un fenómeno de creciente frecuencia. Los servicios de bomberos se encargan de los incendios que a menudo amenazan los asentamientos informales.
Charlas preparatorias
Monica Menéndez, subdirectora del departamento de Gestión de Riesgo en Guayaquil, visita los comités en persona para escuchar sus preocupaciones y ofrecer asistencia. "La clave es la buena organización. Primero invertimos en ayudar a estos distritos informales a organizarse entre sí, luego los entrenamos y después nos aseguramos de que no se centren solo en mejorar sus propios vecindarios".
La confianza nace del entrenamiento
Ashley Villacres (en el centro) forma parte de un nuevo comité de gestión de riesgo en Monte Sinaí, uno de los asentamientos informales más pobres. La joven relata cómo tras la formación en primeros auxilios fue capaz de rescatar a un niño que tuvo una sobredosis en un colegio. "Me sentí en control de la situación y sabía exactamente qué pasos tenía que dar".