La reina de Inglaterra visita Alemania
23 de junio de 2015Durante mucho tiempo los clichés negativos dominaron las relaciones entre alemanes e ingleses. El británico Gary Lineker, goleador estrella de los años 80, por ejemplo definió el fútbol como un juego de once contra once, en el que al final siempre gana Alemania. Esta frase nunca fue tan cierta como en el Mundial de Brasil 2014.
La relación entre alemanes e ingleses siempre ha sido problemática. Sin embargo, entre tanto, ambas naciones han vuelto a estrechar sus lazos de amistad. Hoy día, casi 300.000 alemanes viven y trabajan permanentemente en la isla, una tendencia que va en aumento. Asimismo, cada año muchos padres alemanes pagan pequeñas fortunas para mandar a sus hijos a escuelas e internados británicos. Gran Bretaña está de moda y Londres es considerada una de las ciudades más vanguardistas del mundo. ¿Y la reina? Esta siempre ha sido un objeto de añoranza de los germanos.
También más allá del Canal de la Mancha, los alemanes son apreciados. Los ingleses aman al tenista Boris Becker desde sus victorias en el torneo de Wimbledon. Asimismo, veneran, por ejemplo, al portero Per Mertesacker, del Arsenal London.
Una herida abierta
Desde el punto de vista británico, ya la Primera Guerra Mundial había sido una espina en el costado de la nación, sobre todo por los ataques de los germanos con gas mostaza. Pero a más tardar Hitler y, en general, los bombardeos de Coventry y Londres arruinaron por completo los sentimientos de fraternidad. Según el publicista británico Peregrine Worsthorne, aún dos décadas después de la Segunda Guerra Mundial el pueblo inglés era el más germanofóbico de todos los miembros de la OTAN.
Hasta los años 90, los chistes políticamente incorrectos sobre la guerra estaban en auge. Hoy día, las animosidades han sido superadas. Sin embargo, no había sido así en 1965, durante la primera visita de la reina a Alemania, que se preparó con dos años de antelación. En aquel entonces había sido necesario aclarar algunos temas espinosos como el de los parientes alemanes de los Windsor.
Algunos miembros de la familia del príncipe Felipe, de descendencia germana, no se habían distanciado lo suficiente del régimen nazi. La prensa inglesa incluso acusó al marido de la reina de ser “el portavoz de los alemanes en Inglaterra”. Sin embargo, la queen no se dejó llevar por las pasiones. En once días recorrió el país de Múnich a Hamburgo. Visitó 19 lugares en ocho estados federados. El diputado socialdemócrata Carlo Schmidt aseguró en una entrevista a The Guardian que para los alemanes la visita de la reina “simbolizó el fin de su estatus como nación aislada”.
También en las demás visitas de Estado oficiales (1978, 1992, 2004) Isabel II logró cautivar a las masas. Asimismo, tuvo un efecto tranquilizador sobre las delicadas situaciones políticas. La reina siempre ha mantenido el balance. Ya sea cuando Margaret Thatcher torturó a la Unión Europa con sus demandas provocadoras, la libra inglesa salió de la unión monetaria europea o el primer ministro David Cameron amenazó con la salida de la UE: Isabel II siempre salió ilesa de las disputas europeas por el poder.