La RDA revive
25 de agosto de 2003El regreso de la RDA
Los shows nostálgicos que se presentan en estos días, en canales de televisión privados y estatales, corren el riesgo de convertir a la RDA en un "gabinete de curiosidades". Siguiendo el exitoso concepto de shows televisivos que homenajeaban la década de los ochenta y los setenta, los productores de los diversos programas parecen concentrarse únicamente en los elementos pintorescos de la vida en la dictadura alemana. En el lapso de pocas semanas al menos cuatro canales presentarán cada uno su propio show recordando a la RDA. Pero en este recuerdo no caben las violaciones a los derechos humanos, ni los crímenes cometidos por el régimen. Los programas recordarán, por ejemplo, una famosa marca de pepinos en vinagre, que sólo se producía del otro lado del muro. El automóvil de culto "Trabant", conocido también como "Trabi", obviamente ocupará un importante lugar en estas retrospectivas televisivas, además de diversos personajes célebres, que relatarán ante cámaras sus recuerdos.
Encerrados por el muro
Cada vez más historiadores, defensores de los derechos cívicos y políticos, temen una continua minimización del aspecto criminal del sistema RDA. El presidente del Parlamento Alemán, Wolfgang Thierse (SPD), advirtió que la RDA "debe ser mostrada en toda su contradicción". Por supuesto que también existió "cotidianidad, alegría, deporte y entretenimiento". Pero no hay que olvidar que en Alemania del Este gobernó un régimen dictatorial y corrupto, en el cual "fuimos espiados y encerrados detrás de un muro".
Solidaridad televisiva
Canales de televisión rivales se mostraron sorprendentemente unidos ante las acusaciones de los políticos. Los conductores de los distintos programas se defendieron mutuamente, negando la superficialidad que se le reprocha a sus shows. "Se trata de nuestros hermanos y hermanas en la antigua Alemania del Este, y no del folclore en Haití o la Isla de Pascua", argumentó Ulrich Meyer, presentador del canal privado Sat1.
Emisoras televisas y políticos siguen discutiendo sobre el contenido adecuado para un programa de este tipo. El historiador Bernd Faulenbach, por su parte, ya definió este tipo de shows como "inapropiados para incrementar el interés del público por la historia de la RDA". Según Faulenbach, el programa ideal es aquel en el cual los espectadores del este ven reflejada su vida diaria, mientras que los televidentes del oeste aprenden algo nuevo sobre los antiguos vecinos. En la programación actual no ocurre ni lo uno, ni lo otro. La televisión presenta la imagen de una "RDA inofensiva, un poco curiosa y en parte amable". Nada más.