Política de Alemania hacia Venezuela: un acto de equilibrio
22 de septiembre de 2020Lo habían hecho España, Gran Bretaña, Austria, Francia, Dinamarca y Suecia. Además de Estados Unidos, por supuesto, y de muchos países latinoamericanos. ¿Qué costaba adoptar una postura exterior clara, enviar una señal a ese Gobierno tan apaleado y darle a la floreciente oposición un toque más de legitimidad?
Poco o nada, pensó el Gobierno alemán: el 4 de febrero de 2019, Angela Merkel anunció que reconocería al presidente del Parlamento venezolano Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela. El presidente en funciones, Nicolás Maduro, acababa de ignorar un ultimátum para llamar a nuevas elecciones. Como otros más de 50 países, Alemania estaba segura de que el cambio de poder en Venezuela era inminente.
Acto de equilibrio de la diplomacia alemana
19 meses después, con un Juan Guaidó casi degradado al rol de extra, un Nicolás Maduro que parece más firme que nunca en su puesto, pese a que un informe de la ONU acusa a su Gobierno de ejecuciones extrajudiciales y uso sistemático de la tortura desde 2014, Caracas asegura que el informe está plagado de falsedades. Y Alemania debe seguir sintiéndose como una gimnasta de alto rendimiento que intenta el mismo doloroso acto de equilibrio una y otra vez.
O como lo expresa Günter Maihold, del Instituto Alemán de Asuntos Internacionales y de Seguridad de Berlín (SWP): "Como titular de la presidencia del Consejo de la Unión Europea (UE), Alemania debe trabajar por una posición común de la oposición política por un lado, sin romper el hilo de la comunicación con el régimen de Maduro, por el otro".
Un año y medio después, la misión de mediar con éxito en el conflicto interno venezolano se ha vuelto aún más difícil que a principios de 2019. Entonces, decenas de miles de personas salieron a las calles de Caracas contra el presidente Maduro. El elocuente Guaidó era a un tiempo portador de esperanza y líder único de la oposición, Maduro parecía un boxeador maltrecho y dubitativo, pues algunos oficiales militares también le habían dado la espalda. Hoy, Alemania probablemente estaría feliz de partir de ese punto en la mediación.
Guaidó, hasta ahora, ha perdido el pulso con Maduro
En este septiembre de 2020 no hay protestas. Los venezolanos están cansados y bastante ocupados con la lucha diaria por la supervivencia. La oposición está dividida entre Guaidó y el excandidato presidencial Henrique Capriles. Y Maduro podría cimentar su poder con una victoria en las forzadas elecciones parlamentarias de diciembre. Y encima de todo esto, la pandemia de coronavirus, que aqueja también a Venezuela y dificulta el cambio político.
"Alemania y Europa deberían abstenerse de apoyar a cualquiera de las dos personalidades de la oposición más conocidas, Guaidó o Capriles. Y, en cambio, apostar por una alianza entre las fragmentadas fuerzas políticas y los grupos y organizaciones de la sociedad civil", dice el politólogo Maihold. Habría que "ampliar el alcance de la resistencia contra el régimen de Maduro más allá de las viejas élites políticas", advierte.
¿Estarán de acuerdo los políticos alemanes? Para saberlo, hay que dirigirse al llamado Grupo Parlamentario de los Estados Andinos.
¿Una investigación de la CPI?
"Al régimen de Nicolás Maduro nada le impide cometer graves violaciones de los derechos humanos para mantener una dictadura socialista. El siguiente paso debe ser la acción de la Corte Penal Internacional", opina Konstantin Kuhle, diputado liberal y vicepresidente de ese grupo en el Parlamento alemán.
También la ONU ha abogado por que La Haya se ocupe sin demora de las denuncias, en interés de las víctimas. Pero el intento de investigar los presuntos delitos ya fue propuesto en 2018 por Colombia, Argentina, Perú, Chile, Paraguay y Canadá, y aún no se ha materializado.
En cualquier caso, el Gobierno alemán y la UE no deberían reconocer el resultado de las elecciones parlamentarias, boicoteadas por parte de la oposición, exige Kuhle, del Partido Demócrata Liberal (FDP).
¿Y el temprano reconocimiento de Juan Guaidó como presidente interino?
"Fue un paso correcto para subrayar la legitimidad del Parlamento", insiste Kuhle. Simone Barrientos disiente. "Sigo pensando que el apoyo de entonces a Juan Guaidó estuvo mal", dice la diputada del partido La Izquierda que, como Kuhle, pertenece al grupo parlamentario andino.
Ya en 2019 temió que el nombramiento no autorizado de Guaidó como presidente interino desestabilizara a Venezuela, en lugar de promover el diálogo político: "Y, en mi opinión, eso se ha confirmado", agrega Barrientos.
Nicolás Maduro acusa repetidamente a Guaidó de ser solo un títere de Washington. Y en efecto, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, recibió a Guaidó en la Casa Blanca en febrero y le aseguró su apoyo. El líder de la oposición quiso aumentar la presión exterior sobre Maduro. Pero Maduro simplemente dio vuelta las cosas y criticó a Guaidó por su cercanía con EE. UU., país que ha estado imponiendo sanciones económicas a Venezuela desde hace años.
"El caos no cesa en el país, mucha gente está exhausta por la lucha de poder que aún se está librando", opina Barrientos, "y Guaidó ha perdido en gran medida el apoyo de los manifestantes que tomaron las calles en aquel momento".
Helge Lindh, diputado socialdemócrata y también miembro del grupo que se ocupa de los Estados andinos en el Parlamento alemán, no puede estar menos de acuerdo.
Nicolás Maduro ha perdido cualquier legitimidad
El apoyo a Guaidó sigue siendo correcto, afirma Lindh. Y para afirmarlo basta mirar al informe de la Comisión de la ONU. "Las violaciones a los derechos humanos demuestran, una vez más, que Maduro ha perdido cualquier legitimidad", añade.
Lindh también pide que los crímenes se investiguen en tribunales independientes, de ser posible, internacionales. Y elecciones libres, justas y democráticas, apoyadas por la UE. Pero, ¿qué tan realista es esto, frente a un presidente que ha estado en el poder por todos los medios durante siete años y que recientemente acusó a la UE de intolerancia y racismo?
Helge Lindh no quiere perder la esperanza. "Esperamos señales más claras: elecciones justas, abordar los crímenes de lesa humanidad y voluntad de entablar un diálogo". Incluso si Nicolás Maduro no cede, hay una cosa en la que Venezuela todavía puede confiar en el futuro, dice, casi como consuelo: "Alemania ha estado y seguirá estando a disposición del pueblo de Venezuela con ayuda humanitaria".
(cp)