La población trata de abandonar Katmandú
28 de abril de 2015Se suceden las imágenes de autobuses llenos a rebosar, con personas sentadas en el techo o colgadas de las puertas saliendo de lo que hace poco eran estaciones en la capital nepalí. Mientras tanto, miles de personas esperan a ser evacuadas de la zona de la catástrofe. “Llevo diez años en Katmandú pero no queremos estar aquí, busco ir a Parbat (noroeste), allí está la familia que me queda”, dijo a la agencia EFE Dines Sharma, una superviviente. Al igual que Sharma, otras 450.000 personas hrbáin abandonado ya la capital nepalí, según informó el Centro Nacional de Operación de Emergencia del país asiático.
A pesar de que el terremoto provocó el derrumbe de la estación de autobuses de New Park, ésta sigue sirviendo de referencia para quienes buscan abandonar la ciudad a los pies del Himalaya. Las más de 40 réplicas sufridas tras el seísmo han convertido a Katmandú en un infierno del cual los supervivientes prefieren huir. “Llevamos buscando bus desde primera hora a Pokara (la segunda ciudad más importante del país), sólo queremos ir a un sitio mejor, pero no hay autobuses, solo taxis y muy caros”, se queja Karthik AJ.
El Gobierno nepalí informó el lunes de que mantiene movilizado a todo su personal en tareas de rescate y recuperación, y trabaja para la reapertura de las carreteras en el valle central, mientras restablece parte del sistema eléctrico en algunas zonas del país. Según el último recuento oficial de fallecidos hecho público hoy (28.04.2015) a a las 18:00 horas(hora local), ya son 5.057 los muertos y 10.915 heridos, sin contar los desaparecidos. Tras el anuncio, el primer ministro Sushil Koirala dijo que la cifra de muertos podría alcanzar los 10.000.
El del sábado fue el terremoto de mayor magnitud sufrido por Nepal en los últimos ochenta años, y el peor en la región desde 2005, cuando un seísmo de grandes dimensiones acabó con la vida de más de 84.000 personas en Cachemira.
Impotencia
Cientos de ciudadanos nepalíes siguen removiendo escombros con la esperanza de encontrar supervivientes. “Esperar por ayuda es más tortuoso que hacerlo nosotros mismos”, dice Pradip Subba, mientras busca los cuerpos de su hermano y cuñada en los escombros de la histórica torre Dharahara de Katmandú, un minarete del Siglo XIX que se derrumbó el sábado. Están molestos y frustrados por la lenta respuesta de su Gobierno. “No hay nadie del Gobierno o el Ejército para ayudarnos", agregó Subba. Y es que a pesar de que ya está llegando la ayuda internacional, las autoridades se estarían mostrando incapaces de hacer llegar el material a los damnificados.
El jefe de la Fuerza Nacional de Respuesta a Desastres (NDRF, por su siglas en inglés) de la India, una de las primeras organizaciones extranjeras que llegó a Nepal para ayudar en las tareas de búsqueda y rescate, dijo que la localización de supervivientes y de los cuerpos de los fallecidos tomaría tiempo. Su director general, O.P.Singh, dijo que el equipo pesado podría no caber a través de muchas de las calles estrechas de Katmandú. “Hay que remover todo estos escombros, lo que tardará bastante tiempo (...) Creo que va a tomar semanas”, dijo al canal de televisión indio NDTV a última hora del lunes (28.04.2015).
A la intemperie
En Katmandú y en otras partes del país, miles de personas están durmiendo en las aceras, calles y en los parques, muchos bajo tiendas de campaña improvisadas. Los hospitales no dan abasto. Mientras, el agua, los alimentos y la energía escasean, por lo que existe el temor de que se empiecen a propagar enfermedades. El oficial de la Cruz Roja Rajendra Rokaha dijo a EFE que la organización está tratando de repartir paquetes de ayuda a 20.000 familias en Katmandú. El Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (IFRC) lanzó ayer una campaña de donación para suministrar ayuda a 75.000 personas afectadas. Ha solicitado 33,5 millones de francos suizos (32.3 millones de euros).
JC (EFE, Reuters)