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La paradoja de la pandemia

Anne Höhn
2 de junio de 2021

A veces, el éxito se vuelve peligroso. ¿Cómo es posible que el éxito de las medidas antipandemia termine generando desconfianza o incluso rechazo?

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Regreso a los cafés al aire libre en Berlín.
Regreso a los cafés al aire libre en Berlín. Imagen: Maja Hitij/Getty Images

Curiosamente, cuando la prevención de catástrofes funciona, puede convertirse en un problema: el éxito de las medidas puede provocar desconfianza o incluso rechazo en la sociedad.

"¿Dónde están los muchos muertos temidos por el coronavirus?" "¡Las camas en UCI están hoy medio vacías!" "¡Los medios y los políticos exageran!". Estas son algunas de las consignas de manifestantes en contra de las medidas antipandemia, y de los que niegan hasta la existencia del coronavirus. Frases o posturas que se basan en la suposición o en leyendas conspirativas.

El que las medidas antipandemia tengan éxito es usado maliciosamente por los detractores: "La ausencia de tasas de mortalidad enormemente elevadas y el hecho de que el sistema de salud no colapsara en Alemania, no se atribuye a las medidas tomadas, sino a a la suposición de que el virus no es tan peligroso como dicen", explica a DW la psicóloga Annegret Wolf, de la Universidad de Halle.

En marzo, el Instituto Robert Koch (RKI) había pronosticado con una probabilidad del 95% que la incidencia en mayo estaría entre 400 y 500. Pero fue inferior a 100 en la suma de todo el país. La catástrofe no se produjo, "precisamente por las restricciones", señala Wolf. "Pero tergiversamos la causalidad en nuestra cabeza: pensamos que no pasó nada porque todo habría ido bien incluso sin las medidas, y que el virus no es peligroso".

"El éxito hace parecer al problema más pequeño de lo que es"

Las medidas de prevención que tienen éxito hacen que el problema parezca más pequeño de lo que realmente es y la aceptación de las medidas entre la población disminuya. Al mismo tiempo, esto aumenta la desconfianza en los responsables de las medidas y en la ciencia, agrega Wolf. Esto también ocurre con quienes no creen en las leyendas conspirativas y creen fundamentalmente que las medidas son correctas.

La voluntad de vacunar también sufre bajo la paradoja de la prevención: cuanto menos se propaga el virus, más insensato parece vacunarse.

La razón de este reflejo es la llamada paradoja de la prevención. Fue descrita por primera vez en los años 80 por el epidemiólogo Geoffrey Rose, que planteó: "Las medidas que aportan mucho al conjunto de la población aportan poco al individuo, especialmente a los de bajo riesgo. Es decir, todos tenemos que participar, aunque al final probablemente solo se beneficien los grupos de alto riesgo".

Aplicado al coronavirus, esto ha significado en los últimos meses: "¡Jóvenes, quédense en casa para proteger a sus abuelos!", lo que la gran mayoría hizo y contribuyó así a reducir la incidencia. Pero incluso con las elevadas cifras de infección, "el estado de salud real no ha cambiado para la mayoría de las personas porque no han sido directamente afectadas por el virus", explica Wolf. "Al mismo tiempo, tienen que cumplir las medidas, privarse de ver a los amigos, no ir a la escuela, trabajar en casa, etc", agrega.

Si los contagios disminuyen, disminuye la aprobación de las medidas

Todavía no hay cifras fiables sobre qué medidas funcionan exactamente o cuáles son más eficaces. Además, los gobiernos federal y regionales han relajado repetidamente las medidas y las aperturas, solo para ver que la incidencia vuelve a aumentar.

Además, los políticos y los científicos tienen que sopesar una y otra vez los riesgos frente a las probabilidades, lo cual es difícil, dice Wolf. "El hilo rojo dejó de ser visible para mí cuando llegaron las primeras relajaciones el año pasado.

¿Viene ahora la siguiente ola?

Llama la atención la aprobación de las medidas en el contexto de la incidencia: en diciembre de 2020, cuando se registraron 149,1 infecciones por cada 100.000 habitantes en un día en Alemania, el 53% de los alemanes consideraron adecuadas las medidas. En mayo de 2021, la incidencia fue inferior a 100 y solo el 40% consideró que las medidas eran adecuadas.

La correlación sugiere que la sensación de amenaza está disminuyendo y en esa medida también la aprobación de las medidas. Pero lo que también ha cambiado notablemente desde el comienzo de la pandemia, señala Wolf, es el estado de ánimo de la gente del país, que sufre "una mezcla de cansancio y enfado".

¿Qué se puede hacer para evitar que la gente descuide o ignore las medidas antipandemia? "Es difícil, porque la gente se acostumbra al miedo y al virus", dice Wolf. "Para que aumente la motivación por cumplir las medidas, deben cumplirse ciertos factores: el nivel de amenaza debe experimentarse como alto, también hay que sentirse potencialmente afectado, percibir la enfermedad como grave”. Pero advierte que "avivar permanentemente el miedo tampoco es una opción”.

(jov/er)