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Especies en movimiento

Ruby Russell (LAB/EL)14 de octubre de 2014

Con el calentamiento global, las especies se desplazan de sus hábitats normales y constituyen una amenaza para los nuevos ecosistemas. Muchos se preguntan cómo cambiará el mundo en el futuro.

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Imagen: picture alliance/dpa

Ya en los años 80, la bahía Tosa, en la costa sur de Japón, era el hogar de densos bosques marinos de algas laminariales, que proporionaban alimento y refugio para una gran abundancia de especies de peces, invertebrados y mamíferos marinos. No obstante, en una reciente exploración submarina, la bióloga marinaAdriana Vergés se encontró con un panorama muy distinto. “Los bosques de laminariales solían ser un lugar ideal para pescar abulón y langosta”, dice Vergés. “Pero, en las últimas tres décadas, todo esto ha desaparecido completamente, y actualmente la zona está dominada por el coral. Ha dejado de ser un sistema de aguas templadas”.

El coral ha colonizado muchas áreas después de que las especies invasoras de peces tropicales hayan acabado con la cobertura delaminariales. Este fenómeno de infiltración de peces tropicales, desaparición de bosques de laminariales y cambios radicales en la biodiversidad submarina es conocido como “tropicalización”.

Vergés, profesora de la Universidad de Nueva Gales del Sur, en Australia, es una de las autoras de un informe reciente sobre este fenómeno en las costas del sur de Japón y Australia, el mar Mediterráneo y el Golfo de México. Se trata de zonas donde las corrientes de agua frías y calientes son cada vez más fuertes. Además de calentar de estos hábitats que antes eran templados, las corrientes traen consigo larvas de peces tropicales, tales como el pez conejo: es parte de una tendencia global de desplazamiento de especies a nuevos hábitats a causa del cambio climático.

Los bosques subacuáticos de laminariales son el hogar de una gran biodiversidad, pero prácticamente han desaparecido de las cosas del sur de Japón.
Los bosques subacuáticos de laminariales son el hogar de una gran biodiversidad, pero prácticamente han desaparecido de las cosas del sur de Japón.Imagen: Claire Fackler/ CINMS/ NOAA

“En las áreas del Mediterráneo donde viven peces conejo tropicales, los niveles generales de biomasa y diversidad han bajado”, dice Vergés. “Se ha dado una transición de bosques de algas a terrenos baldíos. Es bastante deprimente bucear en algunas partes del mar Mediterráneo, porque apenas queda vida en ellas”.

Hacia los polos

Con el aumento de las temperaturas, no solo los peces se desplazan. En 2011, un estudio hecho en Reino Unido demostró una tendencia global de movimiento de especies terrestres hacia los polos de casi 17 kilómetros por década, lo que equivaldría a 4,5 metros cada día.

#video#Estos rápidos cambios significan que las nuevas combinaciones de especies están interactuando con las poblaciones nativas, creando una batalla por lo recursos con sus nuevos vecinos, que a menudo están mejor adaptados a las temperaturas más altas.

“Cuando una especie del norte empieza a extinguirse a medida que las temperaturas aumentan, puede ser que esto ocurra porque no pueden aguantar el nuevo clima. No obstante, es muy probable que no solo tengan que aguantar el nuevo clima, sino también la convivencia con estas nuevas especies que no dejan de llegar”, diceChris Thomas, biólogo evolucionista de la Universidad de York y autor principal del informe.

Híbridos en el Ártico

En el ártico, el impacto del cambio climático en las especies también se está caracterizando por la rápida pérdida del hielo que anteriormente formaba barreras del tamaño de continentes entre diferentes poblaciones de especies. Para especies nativas como la ballena de minke, esto supone un riesgo adicional: la hibridización.

“Las ballenas de minke viven tanto en el Atlántico Norte como en el Pacífico Norte, pero estas poblaciones han vivido siempre aisladas a causa del hielo del mar Ártico”, explica Brendan Kelly, uno de los autores de un artículo de Nature en 2010 que avisaba de que 22 especies de mamíferos en el Ártico podrían estar en riesgo dehibridización. “Conforme el hielo va desapareciendo, podemos esperar que esas dos formas de ballena de minke entren en contacto, y las distinciones entre ellas se desvanezcan”.

Con la pérdida del hielo del Ártico, especies como las ballenas de minke sufren la amenaza de la hibridización al entrar en contacto con otras comunidades animales.
Con la pérdida del hielo del Ártico, especies como las ballenas de minke sufren la amenaza de la hibridización al entrar en contacto con otras comunidades animales.Imagen: AP/Greenpeace

Hasta ahora no ha habido una investigación detallada sobre el alcance de la hibridación actual en el Ártico, pero sí hay pruebas anecdóticas del fenómeno, incluyendo avistamientos de “grolares”, el resultado del apareamiento entre osos polares y osos grizzly.

Kelly afirma que la hibridización podría ser el último paso en la extinción del oso polar: tras perder el hielo marino, no les queda otro remedio que ir a las costas y competir con los osos grizzly, mejor adaptados. La reducción de población resultante de ello implica que los pocos ejemplares de oso polar restantes tendrían más dificultades para encontrar parejas de su misma especie, y por tanto podrían acabar apareándose con osos grizzly.

Comunidades al pie del abismo

Aún cuando la hibridización podría acabar con las especies más vulnerables, los científicos explican que la pérdida de hábitats es el mayor riesgo climático para las especies árticas, como el oso polar, y para la diversidad a escala global. En este contexto, la tendencia de desplazamiento hacia los polos de algunas especies podría ser su única posibilidad de sobrevivir. No obstante, las barreras geográficas a menudo no les permiten llegar tan lejos.

“El problema es lo que ocurre con las comunidades que viven en los bordes de los continentes”, dice Vergés. “Por ejemplo, las comunidades que viven en la parte sur de Australia, en Tasmania: no tienen a dónde ir, a su alrededor solo hay precipicios. Es algo parecido a lo que pasa en los sistemas montañosos, donde las especies se trasladan hacia latitudes más altas a causa del aumento de las temperaturas. Las especies que llegan a la cima serán las primeras en extinguirse”.

Migración asistida

A pesar de que la amenaza que suponen especies invasoras tales como el pez conejo ha llevado a la toma de medidas para reducir su población en el mar Mediterráneo, algunos conservacionistas abogan por la “migración asistida” para facilitar activamente el movimiento de determinadas especies en peligro de extinción hacia áreas fuera de su hábitat normal.

Torreya Guardians es una organización voluntaria que trabaja para conservar la torreya taxifolia, una especie de conífera perenne que está en peligro de extinción en Florida, su territorio natal, en parte a causa del cambio climático. El grupo planta nuevos ejemplares más al norte, en lugares como los montes Apalaches.

“Si observamos todas las formas de vida, los árboles son los que se mueven más lentamente. La mayoría de los árboles no pueden mantener el ritmo del cambio climático”, dice la fundadora de Torreya Guardians, Connie Barlow, añadiendo que las semillas de la torreya de Florida son demasiado grandes para ser transportadas por el viento o por la mayoría de los animales.

La migración asistida es un tema controvertido, pero Barlow y muchos otros argumentan que en una masa de tierra de tamaño continental, como Europa o Norteamérica, las especies terrestres han cambiado de hábitats con el cambio climático continuamente a través de los milenios, de modo que lo que nos puede parecer combinaciones de especies “nuevas”, en realidad, ya existieron en el pasado.

Lo que sí es nuevo es el ritmo al que el cambio climático se está desarrollando. Para Thomas, esto significa que la defensa de las combinaciones de especies actuales no siempre es el mejor enfoque: “Si todas nuestras comunidades biológicas van a cambiar de cualquier modo, ¿por qué no deberíamos considerar incluir en esas comunidades algunas de las especies que están en verdadero peligro de extinción, aún cuando ello requiere nuestra intervención?”.

El biólogo evolucionista de la Universidad de York añade que, para algunos, puede que no sea lo más natural, pero tampoco lo es el cambio climático.

Autora: Ruby Russell (LAB/EL)