“La mayoría de los atacantes procede de los suburbios"
18 de julio de 2016Deutsche Welle: Sobre el atentado de Niza todavía no se sabe mucho. Solo que el atacante tunecino de 31 años vivía desde hace una década en Francia y que se habría radicalizado en las últimas semanas. ¿Qué tan probable ve usted que un hombre decida en tan corto tiempo una terrible acción como esta?
Este corto tiempo de radicalización no se puede descartar. Sin embargo, en la mayoría de los casos, este proceso toma un período de tiempo más largo. El historial del tunecino es semejante al de los atacantes de París. Son personas que han crecido en Francia, por lo que son hijos de la sociedad francesa. Y que en ciertos momentos, muchas veces en su paso por la cárcel, tuvieron contacto con islamistas. De modo que el caso devNiza es relativamente nuevo.
Usted ha investigado principalmente los problemas en los suburbios franceses, en los que los autores de los recientes ataques terroristas de París y Bruselas también han crecido. El asesino de Niza llegó hace sólo una 10 años a Francia. ¿Se puede hacer algo contra este tipo de atacantes? Obviamente este es un problema muy complejo y hay diferentes patrones.
Sin embargo, creo que es un problema a largo plazo de Francia y también de otros países. Hay que seguir insertándose en los lugares de procedencia de los atacantes, en los suburbios socialmente desfavorecidos. Esto no significa que los militantes del yihadismo son únicamente personas de los barrios marginados. Pero el foco del problema está relacionado con estos suburbios.
¿De dónde viene esta violencia?
El yihadismo militante es considerado cuantitativamente un problema marginal, pero no por su singularidad patológica o brutalidad. Las personas que se radicalizan son gente que no tiene nada que perder, ya que han sido marginados durante años. Lo que, por supuesto, no excusa a un asesino. Todo aquel que perpetra estos actos tiene que asumir la responsabilidad. Pero también hay que entender el problema de fondo.
Ellos no solo son personas que vienen en zonas marginales de la sociedad, sino también personas con antecedentes de inmigración que tienen una formación profesional, que son altamente calificados y, sin embargo, luego son objeto de discriminación, por ejemplo, al buscar un trabajo. De modo que muchas de estas personas son más sensibles.
¿Qué influencia tiene la zona, en el caso de Niza, donde vivía el asesino del ataque del 14 de julio?
La discriminación y la posterior radicalización son un problema que va de la mano con la segregación urbana, con barrios socialmente desfavorecidos. Y esto existe en todas las grandes ciudades de Europa, también en Alemania, pero aquí en menor proporción que en Francia. Esta división social de zonas, es decir, la diferencia entre barrios ricos y pobres, existe en todas partes.
También en Niza hay barrios pobres y con condiciones de vida insoportables. Y es por que en Niza la zona urbana también está particularmente concentrada. Allí también se registran los mismos problemas sociales en la estructura de la ciudad como en Marsella, Lyon o París.
¿Qué tiene que suceder en Francia para que este resentimiento de las personas excluidas no se transforme nuevamente en radicalismo en el futuro?
La clase política en Francia debe ser más honesta consigo misma. Estos problemas ya son conocidos y ya se había desarrollado una política urbana en los últimos 30 años, pero todavía no parece funcionar correctamente.
Uno tiene que pensar, sobre todo, en el largo plazo. Esto significa que se tiene que ir a los barrios, a las cárceles y a las mezquitas. Hay que desarrollar también una política social y de empleo basado en las necesidades de la gente y que los lleve a obtener trabajos de acuerdo a sus calificaciones.
Además, los pactos políticos que se hagan tienen que ser creíbles. La mayor tasa de ausentismo en las elecciones en Francia se encuentra precisamente en los suburbios. Se necesita modelos democráticos y no medidas de seguridad autoritarias que impulsen aún más la radicalización. Por ahí uno tiene que empezar y es ahí, quizás, en lo que se ha fracasado.
Finalmente, y no menos importante, se tiene que actuar en el plano ideológico. Tiene que haber más información para los islamistas. Hay que mostrarles a dónde los lleva finalmente el yihadismo. Hay ejemplos interesantes de programas de "desradicalización". En el Reino Unido, por ejemplo, hay gente que fue parte de la escena islamista por 10 o 20 años . Hoy en día, ellos están involucrados en el trabajo de prevención y tratan de disuadir a los jóvenes en situación de riesgo. Por medio de su trabajo social en una red comunal y con sus conocimientos religiosos logran tener intensos debates.
Dietmar Loch es profesor de sociología en la Universidad de Lille. Su especialidad, entre otros, son los temas de la integración, la inmigración y la exclusión urbana.