Masacre de Babi Yar: la aniquilación de los judíos de Kiev
29 de septiembre de 2021Anna Furman ha podido identificar hasta ahora unos 28.300 nombres. "En el último año se añadieron más de 1.000 nombres nuevos", dijo a DW la directora del Centro Ucraniano de Conmemoración de Babi Yar. Pero Furman y sus colegas aún tienen mucho trabajo por hacer. Hace exactamente 80 años, los días 29 y 30 de septiembre de 1941, los nazis mataron a tiros a más de 33.000 personas en la Kiev ocupada, en su mayoría judíos.
"Familias enteras fueron asesinadas. La víctima más joven que pudimos identificar fue un bebé de apenas dos días", dijo Furman. En total, se calcula que entre 70.000 y 100.000 personas fueron asesinadas antes de la liberación en 1943. Entre los muertos había sintis y romaníes, comunistas y prisioneros de guerra.
Babi Yar se menciona a menudo a la par que Auschwitz-Birkenau y es el lugar más conocido del Holocausto en Ucrania. Hubo muchos lugares de este tipo durante la Segunda Guerra Mundial, pero Babi Yar ocupa un lugar especial en la historia, en parte porque el acto de recordar a las víctimas fue suprimido y ocultado durante décadas.
¿Qué pasó en Babi Yar?
El 19 de septiembre de 1941, unos tres meses después de la invasión de la Unión Soviética, las tropas nazis entraron en Kiev, la capital de la Ucrania soviética. Pocos días después, los combatientes de la resistencia volaron varios edificios del centro de la ciudad en los que se habían instalado los ocupantes. Los nazis utilizaron esto como pretexto para perpetrar una masacre. Se distribuyeron folletos por toda la ciudad de más de un millón de habitantes, en los que se ordenaba a los judíos que se presentaran en un cruce de las afueras de Kiev a las 8:00 horas del 29 de septiembre de 1941. Debían llevar dinero y ropa de abrigo. Los que se negaran a acudir serían fusilados.
Se ordenó a la gente que se quitara la ropa. Luego se les condujo al borde del barranco y se les disparó. Música a todo volumen y un avión sobrevolando el lugar debían ahogar los gritos y los disparos. El responsable de la masacre fue el llamado Sonderkommando 4a del Einsatzgruppe C, que participó en el Holocausto en Europa del Este. Estaba dirigido por el oficial de las SS Paul Blobel, que también participó en otras operaciones similares en Ucrania. Fue condenado y ejecutado en uno de los juicios de Nuremberg. La "policía auxiliar" local también participó en la matanza de judíos. Es un capítulo de la historia de Ucrania que ha sido suprimido durante mucho tiempo, como la propia masacre.
Suprimido y olvidado
Después de la Segunda Guerra Mundial, durante mucho tiempo en la Unión Soviética no se conmemoró la tragedia. El premiado director de cine ucraniano Sergei Loznitsa, que recientemente ha realizado un documental sobre Babi Yar, lo achaca al antisemitismo. "La Unión Soviética era un Estado antisemita", dijo el cineasta a DW. Todos los gobernantes, desde Stalin, fueron antisemitas, según él.
Loznitsa recuerda que durante su infancia el lugar de la masacre fue rellenado y convertido en un parque. Y al lado del parque había edificios prefabricados. En esa época también se destruyó un cementerio judío.
"Recuerdo que, de niño, caminaba por el parque después de ir a nadar y tropezaba con extrañas piedras con palabras en un idioma desconocido", dijo. "En aquel momento no tenía ni idea de que eran restos de tumbas judías". No fue hasta 1976 cuando se erigió el primer monumento a las víctimas de la masacre. Pero no había ninguna mención a los judíos.
Tras la independencia, a partir de 1991, se hicieron más cosas, pero no fue sino hasta hace unos años que se creó un monumento digno de tal nombre. Ahora también hay una sinagoga simbólica. Pero parte de la población sigue teniendo dificultades para aceptar el pasado. "Desgraciadamente, no veo un deseo ardiente entre mis compatriotas de preservar la memoria de esta tragedia", dijo Loznitsa. En una encuesta realizada en junio, el 44 por ciento de los encuestados dijo no saber dónde se encontraba el monumento a la masacre de Babi Yar.
Polémico centro conmemorativo
Un nuevo monumento conmemorativo privado, aún en construcción, desató la polémica desde el principio. Los críticos se quejaron de que el director del sitio y algunos de sus patrocinadores financieros eran de Rusia y que los esfuerzos por presentar a los ciudadanos ucranianos como colaboradores nazis y asesinos de judíos no eran más que propaganda rusa.
Loznitsa no tiene tiempo para ese tipo de pensamientos. "Me sorprende, porque en lugar de construir algo, se está derribando algo". La colaboración es un "tema difícil" y estuvo presente en todas partes, pero la gente debería saber la verdad, dijo.
Para Anna Furman, es importante ver el destino humano más allá de las cifras de las víctimas de Babi Yar: "Estamos empezando a entender mejor nuestra propia historia". En aquella época, casi toda la población judía de Kiev fue aniquilada, dijo. Eso cambió la ciudad y no debería olvidarse nunca.
(gg/er)