"La legalización mataría al graffiti"
3 de junio de 2006Sus dibujos cubren edificios, vagones del metro, puentes y muros. Mientras las ciudades se esmeran en mantenerse limpias, el graffiti sigue expresando que algo más se esconde debajo del orden establecido. Pero las pinturas causan perjuicios millonarios. Legalizarlo o no, esa es la cuestión.
Daños millonariosSi el graffiti es un arte o simplemente una manía destructiva de adolescentes, y no tanto, disconformes con el sistema, aún sigue debatiéndose entre círculos de expertos. En el mejor de los casos, es una expresión artística urbana que va a contracorriente de la imagen ciudadana que venden las multinacionales. En otros casos, no tan felices, cumple la función de válvula de escape para las agresiones de grupos marginales o delictivos, o para el narcisismo de otros.
Sea como fuere, en Alemania, a pocos días del Mundial de Fútbol, se debate una vez más si legalizar este medio expresivo sería una manera de ponerle coto. Después de todo, esta manifestación cultural es considerada un delito y provoca, en ciudades como Berlín o Colonia, daños que llegan a los 50 millones de euros al año.
En la ciudad de Münster, en Renania del Norte-Westfalia, sólo en 2005 se pudo localizar a 13 sospechosos que habrían causado daños en edificios por cerca de 90.000 euros. La policía local centraliza desde hace tres años las investigaciones junto con la Policía Federal. Según Werner Jacobs, comisario principal y director del Inspectorado de esta última, “es un modelo que funciona bien”.
Arte, provocación e industriaSegún Phillip, graffitero de 30 años y profesional de Diseño Gráfico a DW-WORLD: “Toda una industria vive gracias a nosotros. Produce pinturas y gana millones, pero al mismo tiempo nos pide que no hagamos más graffitis. Nos pone al alcance los materiales. Entonces, no puede ser tan terrible lo que hacemos”. La obsesión de Phillip por el dibujo callejero puede costarle su libertad, y él lo sabe. Pero como tantos otros, no deja de pintar. En Alemania está prohibido hacerlo en edificios y superficies públicas, y el delito se castiga con multas importantes y hasta con dos años de prisión.
Atchi, otro graffitero que tuvo la posibilidad de plasmar su arte legalmente para una conocida cadena de comidas rápidas en Colonia, piensa que “quienes venden drogas, o golpean y violan mujeres, quedan en libertad. Por eso no puedo tomar en serio las leyes que prohíben el graffiti.”
Mientras tanto, Phillip piensa que “empresas como McDonalds y Coca-Cola nos obligan a mirar sus carteles a lo largo y ancho del planeta aunque nadie se los pida. Hacer graffiti es mi manera de protestar, es mi propia publicidad.”
Además, cree que “si el graffiti se legalizara, un 70 por ciento dejaría de pintar, porque perdería sentido. Si todo pudiera pintarse, dejaría de ser atractivo. La legalización mataría al graffiti”.
Lavado de cara para el MundialCon un 25 por ciento de descuento para limpiar graffitis antes del Mundial 2006, la Corporación de Limpiadores de Edificios de Dortmund intenta atraer clientes para que, según ella “no afecte a la imagen de Alemania durante el Campeonato.” Dicha promoción, que comenzó el 18 de mayo y finalizará junto con el Mundial, el 9 de julio, se hará extensiva a Colonia, Fráncfort, Stuttgart, Hamburgo y Berlín. La Corporación Federal de Limpiadores de Edificios, con sede en Bonn, quiere aplicar el lema “El mundo entre amigos” también a la imagen que brindarán las ciudades alemanas a los visitantes durante el evento.
En el Instituto Frauenhofer de Potsdam se ha desarrollado una pintura protectora, hecha a base de materiales renovables, que no daña las fachadas, informó a principios de mayo el Ministerio Federal de Agricultura. La ventaja consiste en que dicha pintura, permeable al aire, y que se utiliza como capa de fondo, se puede quitar muy fácilmente con hidrolimpiadores a presión de vapor, ya que se hincha y se descascara junto con el graffiti. Este proyecto es fomentado por el gobierno federal, y aún se buscan empresas dispuestas a fabricar y distribuir el producto.