La junta militar tailandesa disuelve el Senado
24 de mayo de 2014La junta militar que dio un golpe de Estado el pasado jueves en Tailandia disolvió hoy el Senado, una de las últimas instituciones sobre las que no habían tomado medidas. El portavoz del Consejo para la Paz Nacional y el Mantenimiento del Orden, Winthai Surawee, anunció en un discurso en televisión la disolución de la Cámara alta con sus 150 senadores, la mitad de los cuales eran elegidos y la otra mitad designados. El golpe militar derogó la Constitución pero había dejado hasta ahora en vigor el Senado, en lo que los analistas habían visto una posibilidad de que fuera esa Cámara la que nombrara a un futuro primer ministro.
Poco antes, la junta militar había anunciado que mantendría retenidos a los líderes políticos del país durante una semana “para darles tiempo para reflexionar”. Lo hizo a través de una rueda de prensa del portavoz militar coronel Weerachon Sukondhapatipak, después de que ayer la junta convocara a unos 155 políticos y activistas de las dos partes enfrentadas -entre ellos la ex primera ministra Yingluck Shinawatra- y detuviera en torno a un centenar de ellos. Werachon justificó el arresto de políticos asegurando que es necesario mantenerlos "al margen de la situación".
Más detenciones
La junta militar, además, amplió hoy su "convocatoria" y ordenó a unos 35 académicos del país presentarse ante las autoridades militares antes de las 16:00 horas (local, 9:00 GMT). Quien no lo haga será detenido, informó el creado Consejo para la Paz Nacional Nacional y el Mantenimiento del Orden que gobierna el país.
Además, unos 200 soldados registraron un apartamento el viernes en Khon Kaen, a unos 350 kilómetros al noreste de Bangkok, y detuvieron a unas 21 personas supuestamente con dos granadas y dos cilindros de gas, a quienes acusaron de preparar una oposición al golpe, informó el portavoz de la junta militar Winthai Suwaree. Presuntamente iban a oponerse al golpe por orden de los conocidos como Camisas Rojas.
Oposición dentro y fuera
Organizaciones defensoras de los derechos humanos reaccionaron indignadas. "La situación de los derechos humanos en Tailandia está en caída libre bajo la junta militar", denunció Brad Adams, de Human Rights Watch. "La censura extendida y amenazas al os medios pretenden silenciar cualquier crítica al gobierno militar". "Si los soldados detienen a manifestantes pacíficos sentarían un peligroso precedente; nadie debe ser castigado por manifestar su opinión", añadió Richard Bennett de Amnistía Internacional. Las manifestaciones, a pesar de haber sido prohibidas por la junta militar, están empezando a producirse.
"Que el Ejército tenga bajo su poder a líderes políticos y civiles es muy preocupante", dijo la Alta Comisaria de la ONU para los Derechos Humanos, Navi Pillay, que pidió su puesta en libertad. El líder del Ejército, Prayuth Chan-ocha, tomó el poder en un golpe incruento el jueves tras el fracaso de las conversaciones de mediación entre el gobierno y la oposición, anunciando nuevas elecciones y reformas, aunque sin concretar cuánto durará ese proceso. "Debe haber reformas económicas, sociales y políticas antes de las elecciones", afirmó ayer ante cientos de funcionarios públicos en sus primeras declaraciones acerca de sus planes. Y agregó: "Si la situación está tranquila, estamos dispuestos a devolver el poder al pueblo".
LGC (dpa / Reuters)