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La intrigante visita de Donald Trump al Reino Unido

Samira Shackle
1 de junio de 2019

En Londres, el presidente estadounidense será recibido el lunes con grandes protestas y un clima político febril. La primera ministra saliente, Theresa May, lo invitó antes de saber que el 7 de junio dejaría el cargo.

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Großbritannien | May empfängt Trump zu Galadinner in Blenheim Palace
Durante la visita de junio del año pasado, las fotografías de Trump y May tomados de la mano causaron alboroto.Imagen: picture-alliance/empics/W. Oliver

Cuando Donald Trump visitó el Reino Unido en julio de 2018, el viaje estuvo marcado por marchas: decenas de miles de personas se reunieron en el centro de Londres para protestar contra él con un "Trump bebé" inflable de seis metros fuera del Parlamento. Mientras Trump jugaba al golf en el resort que posee en Escocia, un manifestante voló en parapente sobre el hotel.

Sin dejarse intimidar por esta creativa gama de protestas, Trump regresará al Reino Unido el 3 de junio. Esta vez lo hará acompañado por su esposa, Melania Trump, en una visita de Estado de tres días. Estos viajes formales al Reino Unido se organizan por invitación de la reina, que actúa por consejo del Gobierno. Son ocasiones que van acompañadas por eventos ceremoniales como un paseo en carruaje por Londres o un banquete en el Palacio de Buckingham. Pero también son utilizados por el Gobierno para promover los intereses nacionales del Reino Unido.

Cuando anunció la visita en abril, Theresa May dijo que era una "oportunidad para fortalecer nuestra ya estrecha relación en áreas como el comercio, la inversión, la seguridad y la defensa, y para discutir cómo podemos construir sobre estos lazos en los próximos años".

Pero la situación política en el Reino Unido es muy cambiante. En las semanas posteriores al anuncio de la visita de Estado, May informó que dejará su cargo como primera ministra el 7 de junio.

"El significado de la visita ha cambiado desde que el momento en que se propuso y se fijó la fecha", dice Matthew Cole, profesor de historia de la Universidad de Birmingham. "En un principio, el objetivo podría haber sido indicar el apoyo al Reino Unido por parte de la mayor economía del mundo, tras la salida oficial del reino Unido de la UE. Nada de esto se ha hecho realidad. En este vacío de significado, el  comportamiento impredecible de Trump puede llegar a ser muy importante. Por ejemplo, ¿con quién se reunirá en privado? ¿Será con Nigel Farage o con Boris Johnson?", se pregunta.

Protestas: la nueva normalidad

Los manifestantes se han comprometido a movilizar de nuevo a un gran número de personas. Los organizadores planean ocupar Trafalgar Square y han prometido un "ambiente de carnaval".

"Nuestra protesta no es solo sobre Trump. Nuestro movimiento nunca ha girado sobre un solo hombre," dice Shaista Aziz, una organizadora de la Coalición Stop Trump. "Estamos protestando contra la visita de Estado de Trump, pero también contra la política de odio y división, la avaricia corporativa, la negación de la crisis climática, el chivo expiatorio de migrantes y refugiados, el incremento del racismo, los ataques contra los transexuales y homosexuales que estamos viendo aquí en el Reino Unido, en los Estados Unidos, en toda Europa, en Brasil, en la India y en otros lugares".

Trump es el tercer presidente de Estados Unidos al que se le ha concedido el honor de una visita de Estado, después de George W. Bush en 2003 y Barack Obama en 2011.

Costos políticos

En el marco de un contexto político que cuestiona el legado de May como primera ministra, la visita de Estado de un impopular presidente estadounidense pone de relieve el actual estancamiento del Reino Unido. "Una fallida primera ministra será anfitriona de un presidente fallido la próxima semana en Downing Street", dice Aziz. "May no ha hecho nada para curar las heridas de un país amargamente dividido y en crisis".

Aunque Trump recibirá muchos de los honores de una visita de Estado formal, en otros aspectos será un viaje anormal. John Bercow, el presidente de la Cámara de los Comunes, ha dicho que se opondría "fuertemente" a que Trump se dirija al Parlamento, como es habitual, debido a su racismo y sexismo. Está pendiente una decisión final al respecto.

"No hay nada normal en Trump o en la presidencia de Trump. Esta es una visita de Estado muy distinta a lo que se considera normal", dice Aziz.

Durante la visita de trabajo en junio, las fotografías de Trump y May tomados de la mano causaron alboroto, demostrando lo mucho que incluso un acto aparentemente insignificante puede impactar en la agenda. "Cualquier gesto o palabra de un presidente estadounidense puede provocar una fuerte reacción", dice Cole. "Lo que tenemos ahora es un contexto menos predecible y más fluido en el que se moverá el pinball humano que es Donald Trump."

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