La influencia de China sobre Putin es limitada
11 de octubre de 2022Las represalias de Rusia por la destrucción del importante puente de abastecimiento a Crimea, anexionada desde 2014, no se hicieron esperar. Ocho personas murieron en el último bombardeo a Kiev, y estos fueron los primeros misiles disparados contra la capital ucraniana desde junio. Putin había prometido vengarse y no tardó en hacerlo. Esto hace que otra amenaza que estaba en el aire adquiera un tinte diferente: se trata de la amenaza rusa de ganar la guerra contra Ucrania lanzando un ataque nuclear.
¿Quién tiene acceso a Putin?
En el escenario actual lo que más se necesita son actores que tengan acceso al presidente ruso y puedan convencerlo de que un ataque nuclear tendría consecuencias devastadoras para Rusia. Me vienen a la mente China e India, las dos naciones más pobladas del planeta, que aún mantienen relaciones con el Kremlin. Hasta ahora, India se ha beneficiado del suministro de petróleo ruso y no se ha posicionado en contra de Putin, mientras que el líder chino Xi se ha ido alejando poco a poco del lider ruso en las últimas semanas.
La revista "Político” informó que Estados Unidos está tratando de influir en los socios de Moscú. Washington espera que esos actores puedan dejar claro al gobernante ruso que las consecuencias económicas y diplomáticas de un ataque nuclear serían masivas y drásticas. El gobierno de Biden parece seguir asumiendo que un posible ataque nuclear se llevaría a cabo con un arma táctica cuyos efectos destructivos se desplegarían en las inmediaciones del impacto, pero no amenazarían el territorio de la OTAN. Sin embargo, los expertos señalan que un ataque táctico de este tipo no derrotaría al Ejército ucraniano. Por lo tanto, un ataque con un arma nuclear táctica "pequeña" sólo tendría un efecto simbólico: si no se rinden ahora, utilizaremos los calibres grandes.
Esperando a China
La OTAN también espera que el gobernante chino Xi pueda convencer a su colega Putin de dar marcha atrás en su amenaza nuclear. Los antiguos estados de Asia Central, que fueron ocupados por Rusia durante la Unión Soviética y en los que Pekín quiere ahora expandir su influencia, sienten temor por los viejos tiempos soviéticos y la República Popular no necesita disturbios en su entorno inmediato.
Como sea, lo cierto es que ahora los medios de comunicación estatales chinos se permiten criticar abiertamente la movilización rusa y la amenaza nuclear de Putin, una novedad, ya que hasta el momento se utilizaba en China el mismo lenguaje que el Kremlin, y calificaban a la guerra de "operación militar especial".
Putin quiere utilizar las anexiones de zonas ucranianas para justificar un ataque nuclear, ya que cualquier intento de Ucrania de recuperar su propio territorio sería visto por el Kremlin como un ataque directo. En tal caso, Rusia se reserva el derecho a "defenderse", y aunque los medios de comunicación de Pekín no han criticado directamente las anexiones, el ministro de Asuntos Exteriores de China, Wang Yi, dijo al margen de la Asamblea General de la ONU, a finales de septiembre, que todos los países merecen el respeto a su soberanía. Esto se tomó como una crítica a la apropiación de territorio por parte de Rusia.
¿Presión diplomática de Delhi?
La semana pasada, los presidentes de India y Ucrania, Modi y Zelenski, hablaron por teléfono. Las publicaciones posteriores de ambas oficinas sugieren que Delhi quiere mediar entre Rusia y Ucrania. Al parecer, Narendra Modi dijo que las dos partes debían negociar. Zelenski rechazó esa postura refiriéndose a los falsos referendos en el Donbás.
Modi y Putin se reunieron por última vez el 16 de septiembre al margen de la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghai, una mesa redonda de Estados de Asia Central liderada por Pekín. Durante el breve encuentro, el presidente indio dijo a Putin que la época actual ya no era una época de guerras.
Alexander Görlach es miembro principal del Consejo Carnegie para la Ética en los Asuntos Internacionales e investigador asociado del Instituto de Internet de la Universidad de Oxford. Tras pasar un tiempo en Taiwán y Hong Kong, esa región del mundo y el ascenso de China se convirtieron en su tema principal. Ha ocupado diversos cargos en la Universidad de Harvard y en la Universidad de Cambridge.
(mn/cp)