El primer año de la coalición semáforo, marcado por Ucrania
7 de diciembre de 2022El canciller alemán, Olaf Scholz, anunció recientemente lo que su Gobierno había logrado en su primer año en el cargo. Por un lado, brindar apoyo humanitario, financiero y armamentístico a Ucrania. Pero también asegurar el suministro energético y promover legalmente la expansión de las energías renovables, así como liviar económicamente a los ciudadanos por la fuerte subida de precios, aumentar el salario mínimo e impulsar mejores prestaciones sociales. El mensaje entre líneas es que el Gobierno tiene la situación bajo control, a pesar de las crisis.
Votantes insatisfechos
Pero muchos ciudadanos no están de acuerdo, y esto se refleja en las encuestas de los últimos meses. El descontento con el Gobierno de coalición, formado por los socialdemócratas (SPD), Los Verdes y los liberales (FDP), ha aumentado. Solo una minoría piensa que la coalición está haciendo un buen trabajo.
La politóloga Ursula Münch no quiere juzgar a la coalición con tanta dureza. "Le doy al gobierno una nota satisfactoria", dijo a DW la directora de la Academia de Educación Política en Tutzing, en el lago Starnberg. Las tareas eran titánicas y difíciles. En lugar de trabajar según lo acordado, el Gobierno reaccionó con flexibilidad y se alejó de "muchos dogmas políticas".
Gobernar en época de cambios
El 8 de diciembre de 2021, la coalición asumió el poder y prometió cumplir ciertos objetivos: modernización del país, digitalización, neutralidad climática, entre otros. Pero dos meses más tarde, Rusia atacó Ucrania, y el Gobierno alemán anunció la inversión de 100.000 millones de euros en el Ejércirto Alemán y apoyo a Ucrania.
Para el SPD y Los Verdes fue un paso muy duro aprobar el envío de armas a Ucrania, y alejarse de sus creencias pacifistas. Paradójicamente, Los Verdes reaccionaron con mayor flexibilidad. El canciller, Olaf Scholz, y su partido, en cambio, dudaron y fueron criticados por ello.
Según Ursula Münch, "fue correcto buscar un equilibrio entre apoyar a Ucrania y preocuparse por la escalada de la guerra". Es lamentable que tanto los socios europeos de Alemania como EE. UU. no tuvieran claro "qué estrategia está siguiendo realmente el canciller".
Sin gas de Rusia
La respuesta rusa al apoyo de Ucrania no se hizo esperar. Poco a poco, el suministro de gas a Alemania, que depende en gran medida del suministro de gas ruso, fue interrumpido para presionar al país. Los precios de la energía se dispararon, provocando la inflación más alta en décadas.
Como respuesta a la crítica situación, el Gobierno alemán aprobó tres paquetes por un valor total de 100 mil millones de euros, además de 200.000 millones de euros para abordar los altos precios del gas, la calefacción y la electricidad. Sin olvidar los fondos para empresas afectadas por las sanciones o la guerra y para el alojamiento y cuidados de alrededor de un millón de refugiados de guerra de Ucrania, que Alemania ha acogido desde entonces.
Es decir, que el Gobierno, después de un solo año de mandato, ha acumulado deudas por valor de unos 500 mil millones de euros. Y en estos doce meses, cada partido de la coalición ha tenido que tirar por la borda sus propios objetivos.
Un punto de inflexión, también económicamente
Los precios de la energía han explotado y, desde ese momento, quedó claro que no sería posible abordar la situación sin el apoyo financiero masivo del Estado. Sin embargo, para la politóloga Ursula Münch, "los costes de la energía están fuertemente subvencionados, pero al mismo tiempo se está haciendo muy poco para aumentar el suministro de energía disponible y que no dañe el medio ambiente".
En cualquier caso, la coalición debe idear algo más para el futuro que simplemente gastar más y más dinero. "En el futuro, las crisis y los temores inflacionarios de la población no solo se podrán superar a través de costosas transferencias”.
2023, año más complicado
En 2023, la escasez de energía permanecerá. Cuando los tanques de almacenamiento de gas están vacíos en primavera, se deberá encontrar formas de llenarlos nuevamente a fines del otoño. Una tarea hercúlea sin los suministros de gas de Rusia.
La inflación seguirá siendo alta y la recesión económica es inminente. En su segundo año de gobierno, la coalición podría enfrentar incluso más desafíos que en el primero. El canciller tendrá que marcar el rumbo, y no es una tarea fácil. Scholz, probablemente, lo abordará como siempre lo ha hecho en su carrera política: sin inmutarse, estoico y, a veces, un poco terco.
(rmr/ms)