"Guarida del lobo": el búnker de Hitler enfrenta su pasado
28 de abril de 2019La sala donde el coronel Claus von Stauffenberg intentó matar a Hitler el 20 de julio de 1944 se reconstruirá este año como parte de una importante renovación del Wolfsschanze, o "La guarida del lobo", un complejo de búnkeres en el este de Polonia, donde el líder nazi pasó gran parte de la guerra.
La sala de conferencias fue devastada en el intento de asesinato en el que una explosión mató a cuatro oficiales nazis, pero Hitler sobrevivió con heridas leves. Una gruesa mesa de roble desvió la explosión del maletín de la bomba que Stauffenberg había colocado en el suelo antes de que él abandonara la habitación y viajara de regreso a Berlín.
El proyecto de renovación coincide con el 75 aniversario del intento de asesinato del 20 de julio. Contará con modelos a tamaño real de Hitler y todos los que estuvieron presentes ese fatídico día.
"La prioridad de este año es la reconstrucción de la sala de reuniones en la que Stauffenberg llevó a cabo un intento fallido de asesinato a Hitler", dijo Sebastian Trapik, portavoz del sitio conmemorativo de Wolfsschanze. Además de la colocación de "figuras simbólicas que representan a los presentes en el momento de la explosión", también se podrían realizar representaciones, agregó.
Hoy solo quedan los cimientos del edificio del cuartel donde ocurrió la explosión. Ubicado en densos bosques cerca de Kętrzyn en la antigua Prusia Oriental, el sitio está marcado por un monumento al héroe de la resistencia Stauffenberg, quien, junto con tres co-conspiradores, fue asesinado a tiros en el patio de la sede militar de Bendlerblock en Berlín, pocas horas después del fallido intento.
Ordenando el Holocausto
La reconstrucción de Wolfsschanze es la última de una serie de medidas destinadas a reenfocar la importancia histórica del sitio para sus 300.000 visitantes anuales.
Historiadores y visitantes han condenado durante mucho tiempo al búnker del Frente Oriental como una trampa para turistas que se centra más en el entretenimiento que en informar a las personas sobre las fatídicas decisiones que se tomaron allí. El director del Museo del Alzamiento de Varsovia, Jan Oldakowski, por ejemplo, una vez describió el sitio como una "grotesca Disneylandia".
Y es que en los búnkeres, que ahora están agrietados y cubiertos de musgo como los templos mayas en una jungla, se tomaron trascendentales decisiones como la de llevar a cabo el Holocausto y la de no tomar prisioneros en el aplastamiento del Alzamiento de Varsovia en agosto de 1944, donde murieron 250.000 polacos.
Así, esta importante historia será fundamental para el rediseño completo de "La guarida del lobo", que fue lanzada por la Inspección Forestal de Polonia, la cual se hizo cargo del histórico lugar en 2017 después de que este estuviera en manos de un arrendador privado.
Reflexionando sobre el pasado
Antes de la modernización, había poca información histórica, aparte de algunos tableros con mapas que mostraban los búnkeres principales y un cartel que explicaba la trama del 20 de julio. Y aunque guías privados estaban disponibles, algunos de ellos se enfocaban más en la información técnica, como el grosor de las paredes, en lugar del contexto histórico.
La nueva administración ha cerrado lo que Sebastian Trapik llama "entretenimiento de feria", incluido un campo de tiro desvencijado donde los turistas podrían, por unos pocos centavos, disparar a botellas de plástico con ráfagas de perdigón con réplicas de ametralladoras neumáticas MP40. Estas actividades se llevaron a cabo en el antiguo búnker del general Alfred Jodl, quien fue ahorcado en Núremberg por crímenes de guerra. Las sesiones de paintball que solían ofrecerse aquí también se han detenido.
Mientras tanto, paneles de información se han instalado fuera de los edificios este mes, y ahora se proyecta una película documental en uno de los refugios. Se han abierto nuevas exposiciones sobre armas y equipo militar, y sobre el Levantamiento de Varsovia. También se ha lanzado una aplicación multimedia para visitantes.
Trapik dice que el equipo de trabajo consultó a historiadores al diseñar las nuevas exposiciones y paneles de información, y que desde entonces el número de visitantes ha estado en aumento. La reconstrucción de senderos turísticos y la instalación de nueva iluminación este año también permitirán a los visitantes caminar alrededor de los búnkeres por la noche.
Y mientras los turistas actualmente pueden pasar la noche en uno de los pocos edificios intactos, un cuartel pintado de verde que solía albergar a los oficiales de las SS, un nuevo hotel, restaurante, sala de conferencias y un centro de visitantes se completarán en los próximos cinco años.
Capital nazi de facto
Después de que Hitler se mudó a su búnker en el extremo oriental en junio de 1941, dos días después de lanzar la invasión de la Unión Soviética, "La guarida del lobo" se convirtió en la capital de facto del Tercer Reich.
El dictador nazi pasó 850 días en las extensas instalaciones que incluyen 50 búnkeres y 70 edificios de cuarteles, dos aeródromos, una estación de ferrocarril y baterías antiaéreas.
Las operaciones militares alemanas en todos los frentes se dirigieron desde el Wolfsschanze, el cual llegó a albergar a unas 2.000 personas. En "La guarida del lobo" había ocho enormes búnkeres para el liderazgo nazi. Hitler, su secretario Martin Bormann y Hermann Göring tenían el suyo propio, y hubo un búnker para invitados estatales como Benito Mussolini y Pierre Laval, líder del régimen francés de Vichy.
Los techos se espesaban continuamente para proteger a los búnkeres de las bombas aliadas. El techo de Hitler, al final, contaba con ocho metros de espesor.
"Sitios de los perpetradores"
"La guarida del lobo" se evacuó en noviembre de 1944 cuando se aproximaba el Ejército Rojo. Los ingenieros alemanes intentaron detonar todos los refugios en enero de 1945, sin embargo, el concreto reforzado con acero era tan fuerte que muchos edificios permanecieron en pie. Hoy continúan espectacularmente destrozados en partes, con paredes en ángulos precarios y bultos de mampostería donde cuelgan cables de acero oxidados.
El sitio es especialmente significativo ya que pocos de los llamados "sitios de los perpetradores" de la era nazi siguen existiendo. Berghof, el lugar de descanso y segunda residencia de Hitler, en la montaña Obersalzberg en Baviera, y el búnker de Berlín, donde se suicidó, fueron arrasados al final de la guerra.
Historiadores creen que cuando las generaciones de los tiempos de guerra se extingan, los lugares originales como Wolfsschanze pueden, cuando su historia se presenta correctamente, ayudar a las generaciones más jóvenes a comprender los males del régimen nazi.
(few/mn)
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