La fuerza de Hamás
25 de enero de 2006Alta fue la participación en las elecciones legislativas celebradas en Cisjordania, la franja de Gaza y Jerusalén oriental, que se cifró en un 77,69%, según datos de la Comisión Central Electoral. La tranquilidad con que estos comicios se desarrollaron constituye una buena nueva. Inquietante es, sin embargo, el resultado que se perfilaba desde el cierre de los locales de votación: los sondeos a pie de urna atribuían un 30 de los votos a Hamás, que terminó obteniendo la mayoría absoluta.
Israel descarta diálogo con Hamás
Las encuestas venían vaticinando desde hace tiempo un considerable apoyo para el grupo Hamás, que se niega a renunciar a la violencia y ha optado por combinar su lucha armada con la política. Una doble estrategia que no está dispuesto a aceptar el gobierno de Israel. Para las autoridades israelíes, dicha organización seguirá siendo terrorista mientras no disuelva a sus milicias y, por lo tanto, no habrá diálogo posible con ella ni con un gobierno que la incluya.
También Washington reiteró este miércoles su rechazo a tratar con el movimiento islámico pese a sus resultados electorales. "Nuestro punto de vista sobre Hamás es muy claro... No tratamos con Hamás", una organización que el Departamento de Estado incluye en su lista de grupos terroristas, indicó en su rueda de prensa diaria el portavoz de la Casa Blanca, Scott McClennan.
Realidad política
El presidente palestino, Mahmud Abás, ha asegurado por su parte que está dispuesto a reanudar las negociaciones con Israel independientemente de si el movimiento Hamás forma o no parte del próximo gobierno de la Autoridad Nacional Palestina (ANP). "Estamos preparados para negociar. Somos socios de los israelíes, pero ellos no tienen el derecho de elegir a sus socios en (nuestro lado)", afirmó Abás, quien pidió ayuda a la comunidad internacional para regresar a la mesa de diálogo.
Lo cierto es que, de todos modos, Hamás contará con una considerable fuerza en el parlamento palestino. Las actuales autoridades de la ANP tienen claro que será necesario integrar a este sector, de una u otra forma, en el proceso político. Y también los interlocutores extranjeros que intentan sacar a flote el proceso de paz en el Medio Oriente tendrán que hacerse cargo de esta realidad.