La fobia alemana a las deudas
Alemania sigue enfrascada en el debate sobre cómo financiar los gastos que requiere poner en forma al país para enfrentar grandes desafíos, como el cambio climático y las transformaciones tecnológicas, sin nuevas deudas.
El padre de la austeridad
El recientemente fallecido político alemán Wolfgang Schäuble, fue en su época de ministro de Finanzas el rostro del "cero negro", expresión que alude a un presupuesto equilibrado. En 2014, su plan financiero llevó a que Alemania no contrajera nuevas deudas por primera vez desde 1969. Se logró financiando los aumentos del gasto únicamente con ingresos y reduciendo al mismo tiempo la deuda pública.
El festejado "cero negro"
El aprecio de Alemania por el ahorro para no acumular nuevas deudas ha suscitado muchos homenajes curiosos. En la imagen, una tarta "cero negro" fue presentada al parlamento de Baja Sajonia por los liberales del partido FDP, en 2015. En la actualidad, los liberales forman parte de la coalición de gobierno y se oponen férreamente a contraer más deudas públicas; igualmente rechazan subir impuestos.
El "freno de la deuda"
En 2009, se realizó una enmienda a la Constitución alemana, para incluir el "freno a la deuda" ("Schuldenbremse"), a pesar de que los economistas coinciden en que no reduce la volatilidad económica. No se permite a los Estados alemanes incurrir en déficit estructurales, y el Gobierno federal sólo puede incurrir en un déficit estructural inferior al 0,35% del PIB, salvo en casos de emergencia.
¿Deuda o culpa?
La palabra alemana "Schuld", significa "deuda". Pero también "culpa". Quizás esa resonancia lingüística tenga alguna incidencia en la precepción alemana del asunto. Los alemanes suelen ser reacios a endeudarse y en general no utilizan a destajo las tarjetas de crédito. En la foto, el entonces ministro de Finanzas de Baden-Württemberg, Nils Schmid, celebraba el "cero negro" en 2014.
Polémica en torno al endeudamiento
Cuando se pensaba que Alemania se encaminaba hacia la recesión en 2019, se cuestionó la sensatez de un presupuesto equilibrado. La resistencia de Alemania a gastar e invertir generó una economía con poco margen para la innovación, la expansión o el florecimiento de nuevas empresas.
Los vecinos de la UE
La inclinación de Alemania por el equilibrio presupuestario no sólo obstaculizó la inversión en el país, sino que también afectó a sus vecinos. Alemania se beneficia de la exportación de bienes, pero la insuficiente reinversión de todo ese capital, unida a una política de bajos salarios que frena el gasto, hizo que el superávit se mantuviera alto, a expensas de otros países de la UE.
Motivo de orgullo
En toda Alemania se celebra la virtud de no contraer deudas nuevas. En la ciudad de Düsseldorf incluso se exhibía un reloj que marca cuántos años lleva sin deuda, como se puede ver en esta foto de marzo de 2016.