La estrategia de Alemania contra el racismo policial
10 de abril de 2024Comisario de la Policía Federal. Ese título lleva el cargo creado en marzo de 2024 y para el que el Parlamento nombró a Uli Grötsch, un hombre que fue policía durante 21 años y que se desempeñaba en el Bundestag hasta que decidió renunciar para asumir su nueva función de manera independiente. Su trabajo no está integrado en las estructuras policiales ni en el Ministerio del Interior, lo que busca garantizar una labor libre de ataduras.
Grötsch es ahora el punto de denuncia de casos de discriminación en la Policía Federal, la Oficina Federal de Policía Criminal o la Policía del Bundestag. Si se demuestra la mala conducta de un agente, su empleo podría peligrar. La decisión al respecto será tomada por los empleadores y/o tribunales. En una conferencia, Grötsch mostró su sorpresa por la respuesta que ha tenido su trabajo: a diario recibe hasta cuatro denuncias.
Grötsch aspira a un equipo diverso
Grötsch fue elegido por cinco años. Su meta, ha dicho, es generar confianza, y para ello necesita formar un equipo lo más diverso posible. "Necesito a alguien de piel negra, a alguien del mundo árabe e, idealmente, a una persona LGTBIQ", declaró, "personas que han sufrido discriminación o pertenecen a un grupo que sufre discriminación ". Por el momento, está lejos de cumplir su meta: faltan cubrir 8 de los 18 puestos disponibles y no tiene a nadie de la comunidad LGTBIQ.
Grötsch se reunirá pronto con el experto antirracismo Abdou Rahime Diallo, director general de Diaspora Policy Interaction. Diallo sufrió en carne propia el racismo en 1998, cuando era estudiante. Iba corriendo por la estación central de trenes de Düsseldorf cuando, de pronto, se encontró tirado en el suelo. "Tres policías estaban encima de mí, me quedé sin aire y, sobre todo, la humillación y el trauma", relató. "Y la razón de ello fue que soy negro".
Cuando los policías descubrieron que era alemán, se hicieron a un lado y le dijeron que se fuera. "Me quise quejar", dice Diallo, pero no lo hizo. ¿A quién podría haber recurrido? Ahora hay muchas más estructuras de asesoramiento, dice.
Una mirada al mapa alemán muestra cuán grande es todavía el problema. Además del comisario, solo en 8 de los 16 estados federales existen puntos para realizar quejas. Por ejemplo, el acceso ilimitado a los expedientes policiales y de la fiscalía solo es posible en Renania-Palatinado y Schleswig-Holstein.
Jóvenes más conscientes
Para el politólogo Harmut Aden, desde 2009 ha habido muchos avances. Menciona como ejemplo que, hace unos años, "incluso hablar de policía y racismo era un tema tabú". Hoy, en cambio, él nota que los jóvenes en formación policial son mucho más críticos que hace una o dos décadas, en parte porque conocen el tema por experiencia propia, pues la policía también se ha vuelto más diversa.
Los expertos coinciden en que es difícil estimar cuán extendidos están realmente el racismo y otras formas de discriminación en la fuerza policial. La comisaria de la ciudad-estado de Bremen, Sermin Riedel, tiene una posible explicación: a los afectados les resulta difícil hablar de ello. "Para nosotros es un gran desafío llegar a las víctimas para que cuenten su historia", explica.
Riedel pide que se tome conciencia de que el racismo no puede equipararse solo a redes de ultraderecha, ya que puede suceder que acciones o pensamientos inconscientes e involuntarios de parte de los agentes tengan consecuencias racistas.
A esta categoría pertenecen los controles policiales basados en el color de la piel u otras características externas, lo que se conoce como "perfiles raciales". Hartmut Aden considera ese comportamiento como una actitud "clásica" de racismo. Los afectados por este tipo de control pueden ponerse en contacto con los comisarios policiales estatales y, ahora, también con el comisario federal.
(dzc/ms)