La enfermedad argentina
13 de agosto de 2014Cristina Fernández de Kirchner tuvo razón: el 30 de julio pasó y el mundo realmente siguió girando, tal como lo había vaticinado la presidenta. Ese día Argentina fue declarada en default selectivo. En ninguna otra parte se recibió la noticia con tanta tranquilidad como en el mismo país. Para la magullada economía argentina, las cosas solo pueden mejorar. Al día siguiente, el Merval, el principal índice bursátil, registró incluso un alza considerable.
También en los países vecinos siguió girando el mundo, pero con un cierto dolorcillo de estómago, por lo menos desde la perspectiva económica. Ciertamente, el actual default selectivo no tendrá las devastadoras consecuencias de la bancarrota argentina de 2001. Pero, mientras más se prolongue la cesación de pagos y la pugna de Argentina con los fondos de alto riesgo, más cundirá la preocupación en la región.
Impacto en Brasil
Por ejemplo a Brasil, uno de los principales socios comerciales de Argentina, le vienen muy mal las dificultades del país vecino. Su economía muestra de por sí signos de debilidad, la tasa de inflación resulta insatisfactoria, por decir lo menos, y la inseguridad acerca del futuro económico es grande. La situación argentina también tiene parte de responsabilidad en ello. El país ocupaba hasta ahora el tercer lugar entre los receptores de exportaciones brasileñas, detrás de China y Estados Unidos.
Pero en el primer semestre de 2014 bajó perceptiblemente el volumen de productos que travesaron la frontera sur de Brasil. Las exportaciones de automóviles bajaron incluso un 35 por ciento. “Argentina es uno de los mayores compradores de nuestros productos”, dice José Augusto Castro, de la Asociación de Comercio Exterior brasileña. “Sobre todo el sector de los automóviles prácticamente carece de alternativas: el 85 por ciento de las exportaciones van dirigidas a Argentina. Pero Buenos Aires necesita un superávit en balanza comercial y por eso debe reducir las importaciones”, explica.
Argentina es el único mercado de colocación para los productos de muchas empresas medianas y pequeñas de los estados brasileños de Río Grande do Sul y Santa Catarina. Y este mercado podría perderse si la economía argentina se sigue contrayendo.
Depreciación del peso
Es relativamente seguro que el peso argentino volverá a devaluarse en forma drástica. Eso también tendría repercusiones para los vecinos más pequeños. Uruguay, por ejemplo, teme al impacto en el sector turístico. Cerca de 1.760.000 argentinos vacaciona anualmente al otro lado del Río de La Plata. Hace tiempo que tales vacaciones han dejado der ser baratas, pero, si se devalúa el peso, se volverán completamente inasequibles para los argentinos. Y, naturalmente, también se vería perjudicado el sector exportador. En el caso de Uruguay, los productos más afectados serían los textiles, el papel y los electrodomésticos.
Igualmente empresas chilenas que tienen negocios en Argentina, como la cadena de multitiendas Falabella o el consorcio comercial Cencosud, miran con desconfianza al otro lado de la cordillera. Una devaluación del peso argentino haría bajar sus acciones. Pero, en términos generales, la economía chilena no debería sentir mayormente la crisis transandina, según pronostica el economista Alejando Alarcón, de la Universidad de Chile, en Santiago: “Nos hemos desacoplado en gran medida de la economía argentina. El comercio quizá represente un 3 por ciento, exportamos un 1 por ciento hacia allá. Desde el punto de vista del comercio real, el default no tiene repercusiones”.
Garantías para el gas boliviano
Otro vecino, Bolivia, envía diariamente 17 millones de metros cúbicos de gas a Argentina, y quiere recibir a cambio moneda dura, dólares; 582 millones tuvieron que pagar los argentinos solo en el primer trimestre del año. Se rumorea desde hace tiempo que Argentina está atrasada en los pagos. Sin embargo, el jefe de YPFB (Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos) lo niega: Argentina paga de acuerdo con las reglas estipuladas en el contrato. No hay plazos vencidos“, afirmó Carlos Villegas.
No obstante, YPFB guarda en sus cajones 400 millones de dólares procedentes de Argentina. Eso equivale al suministro de dos meses y sirve a Bolivia de garantía, por si acaso.