Deforestación amazónica y la UE: “La selva somos nosotros”
6 de noviembre de 2019Un árbol de seis metros ardió esta semana frente a los edificios administrativos de la Unión Europea en Bruselas. "Queríamos alertar a los ciudadanos europeos de que aún estamos a tiempo de parar el calentamiento global”, cuenta a DW Nara Baré, líder de la Coordinación de las Organizaciones Indígenas del Amazonas Brasileño. "Queríamos decirles que la madera que la UE importa tiene nuestra sangre porque los madereros queman nuestra selva y nos matan. "También tiene nuestra sangre la soja que llega acá para alimentar gallinas y cerdos”, agrega Baré.
Efectivamente, la UE importa 36 millones de soja anualmente; esta producción destinada en un 97% al engorde de animales requiere de 15 millones de hectáreas de tierra; buena parte de esta está en América Latina; un considerable porcentaje de tierras nuevas para el cultivo se obtiene deforestando.
Momento justo
El momento de la visita de Baré - miembro de una delegación de una docena de líderes indígenas brasileños - es oportuno. Los funcionarios europeos tienen ante los ojos una cifra aterradora: un área boscosa de 800 campos de fútbol se pierde cada hora. La expansión agrícola es responsable del 80% de la deforestación del planeta. Con sus importaciones de soja, aceite de palma, carne, cacao, maíz, caucho y madera, los consumidores europeos son responsables de un 10% de esta deforestación. Por otro lado, para los europeos la protección de los bosques, sobre todo los primarios, es un elemento clave en la lucha contra el cambio climático.
¿Qué hacer? Transformar las propuestas que se encuentran en un informe de la Comisión Europea (julio 2019) en acciones concretas. Las propuestas del documento son: reducción del consumo, acuerdos con los países productores para garantizar la trazabilidad de las importaciones, inclusión de estándares altos en los acuerdos comerciales, apoyar la responsabilidad social corporativa y los compromisos voluntarios, nuevas certificaciones.
¿Por dónde empezar?
"Las diferentes iniciativas empresariales, de las organizaciones medio ambientalistas y de la misma UE por sí solas no van a solucionar un problema tan complejo como éste”, comenta a DW Simon Constantine de Lush. Esta empresa cosmética, de comercio justo, tenía en concesión 6000 hectáreas de selva en Perú. El objetivo era plantar rosa mosqueta para extraer aceite esencial, dejando en pie el bosque primario. "Nos enfrentamos a que otras empresas entraban a sacar el aceite ilegalmente, también a amenazas de madereros”, cuenta Constantine.
¿Qué hacer? "Personalmente creo que lo primero es tener una legislación fuerte que proteja la selva y las comunidades locales. Esa es la prerrogativa para una certificación que aumente el valor de los productos en el mercado”, responde Constantine.
Para Baré, una de las medidas a tomar es no ratificar el acuerdo de la UE con Mercosur hasta que no quede claro cómo se garantiza que se cumpla las disposiciones medioambientales y de respeto a los derechos humanos. "Necesitamos que se especifiquen sanciones en caso de incumplimiento y que se garantice la trazabilidad de todos los productos que vienen para acá, así como ya lo hacen con la madera”, acota Baré.
Efectivamente, en el marco de FLEGT (Forest Law Enforcement, Governance and Trade) los europeos acuerdan con los países madereros, voluntariamente, mecanismos de control de la tala ilegal. ¿Sirve esto? Según la organización Fern, la UE debe empezar por ser coherente con lo que pone en el papel de sus acuerdos comerciales, en este caso con el MERCOSUR. "Mecanismos de exigencia de cumplimiento con los estándares ambientales y los derechos humanos” echa en falta la organización protectora de los bosques y sus habitantes.
"La selva somos nosotros”
En cualquier caso, las demandas de Baré y la delegación del Brasil caen en terreno abonado. Los incendios en la Amazonía, la preparación del controvertido acuerdo con los países del Mercosur, la urgencia climática son factores que no permiten ya hacerse el/la de la vista gorda. Según fuentes europeas, en camino están medidas regulatorias y una cumbre internacional sobre los bosques y la deforestación.
Con todo, "cuando se habla de deforestación tienen que considerar a la gente que vive en la selva, a nosotros, dice Baré, quien concluye que es el momento de escribir el futuro, pues sin la selva y sin los pueblos indígenas no habrá mañana”.
(jov)
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