La década de los países emergentes
5 de noviembre de 2012La gran crisis financiera que golpeó a Brasil en 1998 coincidió con la de Rusia y fue precedida por las de 1997 en Corea del Sur e Indonesia. Los síntomas que afligieron al país suramericano fueron los mismos que sacudieron a México en 1994 y a India en 1991: una marcada inflación y un creciente endeudamiento del Estado. Ninguna de estas coyunturas fue tan grave como la que sufrió Argentina, cuya bancarrota en el año 2001 es una de las más dramáticas jamás registradas; pero a finales del siglo XX y principios del XXI, un número considerable de “mercados emergentes” sintió los estragos de una crisis financiera al menos una vez.
Sólo China y Arabia Saudita consiguieron culminar ese período sin crisis financieras mayores. Hoy, la mala racha de los países en vías de industrialización luce como una desventura muy lejana. “Desde el año 2000, las deudas soberanas de las diez economías emergentes más robustas se redujeron, en promedio, del 50 al 25 por ciento del PIB, mientras que el endeudamiento de los siete Estados más poderosos del mundo ascendió del 80 al 120 por ciento del PIB”, explica Markus Jäger, quien analizó el endeudamiento de estas naciones para el Deutsche Bank Research.
Una evolución positiva
Jäger agrega que Brasil e India siguen siendo los más endeudados de entre los diez países emergentes más fuertes, pero sus deudas del 70 por ciento palidecen frente a las de los miembros del G7. Además, tanto el Estado brasileño como el indio tienen deudas con acreedores internos y en sus respectivas monedas nacionales. Eso hace que ambos países sean menos dependientes de las erráticas fluctuaciones de los mercados financieros extranjeros. No parece caber duda de que la evolución de los países en vías de desarrollo industrial ha sido positiva.
“El endeudamiento externo neto promedio de estos países estaba por encima del 30 por ciento del PIB a finales de los noventa y hoy se encuentra por debajo del 10 por ciento”, cuenta Jäger. Cabe señalar que esta tendencia también trajo riesgos consigo. La fuerte participación de los países emergentes en el comercio internacional los hizo, según el experto del Deutsche Bank, más vulnerables a los shocks externos. “Eso quedó demostrado con la explosión de la crisis financiera global de 2008 y con la actual crisis de la eurozona”, dice Jäger.
No obstante, sigue el economista, “la mayoría de estos países podrían reaccionar positivamente a estímulos para el crecimiento económico aplicando políticas anticíclicas”. A juicio de Jäger, si llegaran a experimentar nuevas crisis, las naciones emergentes podrían inyectar dinero a sus economías en lugar de aplicar medidas de austeridad o recortes presupuestarios porque sus cuotas de endeudamiento estatal son moderadas.
Autores: Rolf Wenkel/ Evan Romero-Castillo
Editora: Emilia Rojas Sasse