La curiosa búsqueda del auténtico cráneo de Schiller
24 de septiembre de 2009Durante casi dos siglos, admiradores de Friedrich Schiller y científicos emprendieron serias investigaciones con el fin de comprobar si el cráneo pertenecía al escritor alemán. Sin embargo, ahora saben que no, gracias a los trabajos que llevó a cabo un equipo de antropólogos, médicos forenses y químicos con los procedimientos más modernos para arrancar sus secretos a la reliquia.
En el Museo Schiller se presenta desde hoy con el título "El cráneo de Schiller, fisonomía de una idea fija" la historia de la búsqueda por ahora fallida, como parte de la exposición en que se celebran los 250 años del nacimiento del escritor romántico.
Pruebas de ADN hechas a sus descendientes probaron que no se trata del cráneo del poeta. Desde entonces su tumba está vacía.
"Sabemos cómo es el código de Schiller, pero no lo tenemos completo en ningún lado", sostuvo Ursula Wittwer-Backofen, del Instituto de Genética Humana y Antropología de la Universidad de Friburgo.
La historia del cráneo perdido
Es "extremadamente curioso, una historia en parte divertida y en parte atemorizante, que prueba hasta qué punto los contemporáneos de Schiller y sus descendientes cayeron en una fiebre devocional", dijo hoy el presidente de la Fundación Klassik, organizadora de la muestra, Hellmut Seemann.
Las circunstancias del entierro de Schiller en una fosa común para personalidades notables, el posterior rescate de su presunto esqueleto y su depósito en la cripta del principado motivaron desde el inicio sospechas sobre su autenticidad.
En la bóveda reinaba un "caos de descomposición y podredumbre", anotó Carl Leberecht, alcalde de Weimar en 1826, tras intentar identificar la osamenta de Schiller mediante su máscara mortuoria.
Casi cien años más tarde se desenterró otra calavera y se la atribuyó al poeta. A partir de entonces la duda sobre su autenticidad alimentó las especulaciones de investigadores y fanáticos.
El cráneo pertenecía a una mujer
Las últimas investigaciones muestran que el fragmento óseo fue de una mujer, y por una gruesa protuberancia en la nuca se lo atribuye a Luise von Göchhausen, dama de corte de la princesa Anna Amalia de Prusia. La literatura le debe la conservación del "Urfaust" de Johann Wolfgang von Goethe.
Hasta el 31 de enero, los visitantes pueden ver la máscara mortuoria de Schiller junto con numerosos retratos y reconstrucciones de su rostro más recientes, y repasar los capítulos de una historia digna de novela policíaca.
A la salida de la muestra se ve la famosa estatua de Goethe que retrata al poeta mientras contempla la calavera de Schiller. Goethe tuvo en 1826 durante algún tiempo la supuesta cabeza de su amigo muerto en su propia casa.
“Cómo me embelesó secretamente su forma, los rasgos concebidos por Dios que aún perduran", escribió el poeta ya anciano en su "Meditación ante el cráneo de Schiller".
Autor: IM/dpa
Editor: Pablo Kummetz