La cuna del cascanueces
16 de diciembre de 2006Hace mucho tiempo que los tradicionales cascanueces de la zona del Erzgebirge ya no cumplen su cometido original: romper la dura cáscara de las nueces y avellanas que forman parte de las clásicas golosinas navideñas por estas latitudes. Desde hace décadas se han convertido, en cambio, en uno de los adornos de Navidad más típicos de esa región, de donde también provienen las orquestas de angelitos y las pirámides de madera, cuyas aspas giran gracias al calor de las velas.
Artesanía en madera
La región del Erzgebirge, ubicada en la frontera entre Alemania y la República Checa, tiene un origen minero. La extracción de minerales, sin embargo, comenzó a decaer en el sigo 18, de manera que sus habitantes tuvieron que buscar otra forma de ganarse la vida. Muchos optaron por recurrir a la materia prima que más abundaba en esos parajes: la madera. Nació así una industria artesanal que producía una variada gama de utensilios y que luego se hizo famosa por la fabricación de juguetes y adornos navideños.
Una historia de Navidad
El cascanueces clásico del Erzgebirge, como se lo conoce hoy, hizo su entrada en escena en la segunda mitad del siglo XIX. Se atribuye la creación de esta figura a Wilhelm Friedrich Füchtner, oriundo de la localidad de Seiffen, quien fue el primero en producirlos en serie. Como modelo utilizó una ilustración del libro de cuentos "El rey cascanueces y el pobre Reinhold", escrito por Heinrich Hoffmann en 1851.
Este cuento de Navidad relata la historia de un niño enfermo que, en sueños, es conducido por un cascanueces a través de un mundo poblado de juguetes. Cuando despierta por la mañana, el chico encuentra esos juguetes al pie del árbol navideño y recupera la salud.
El relato de Hoffman fue el primero en establecer una relación entre la figura del cascanueces y la Navidad. Una relación que se mantiene hasta el día de hoy, no sólo en Alemania, y que ha convertido a esos personajes en una tradición.