La caza no es un deporte en Alemania
5 de febrero de 2007Concluyó en Dortmund la Feria "Jagd & Hund 2007" (Feria de la Caza y el Perro 2007), que fue visitada por más de 70.000 aficionados a la caza, la pesca, la cetrería y la cría de canes. A diferencia de los países anglosajones, en donde la caza es muy popular, en Alemania ni siquiera es considerada como deporte.
"Los cazadores en Alemania tienen que apegarse a estrictas cuotas, más aún tratándose de ciertas especies, como el venado. En este caso asumen una responsabilidad en la regeneración del medio ambiente", afirma el portavoz de la Asociación de Cazadores Alemanes (DJV), Thorsten Reinwald, en conversación con DW-WORLD.
Ley de caza restrictiva
Desde abril del 2002, la caza en Alemania está permitida en seis especies de animales: liebres, faisanes, perdices, patos, conejos y palomas. Esto es vigente también en Holanda un país que, como Alemania, cuenta con una ley de caza restrictiva. Sin embargo quien tiene una licencia para cazar tiene también una licencia para matar a un espectro mayor de animales. Desde venados hasta lobos marinos.
Pese a ello la caza es vista por la opinión pública con ojos críticos. Ambientalistas y protectores de animales afirman que los cazadores no ven a sus presas como seres con derecho a la vida, sino que se atribuyen el derecho a decidir, con la superioridad del ser humano, que animal tiene derecho a vivir y cuál no por considerarlo dañino. "Eso no es ni ético y ecológicamente aceptable", afirma la organización pro medio ambiente Nabu en su página internet.
La motivación del cazador moderno
"La única legitimación para matar a un animal salvaje es la utilización sensata de él como alimento natural para el ser humano", dice la presidenta de la Asociación de Caza Ecológica, Elisabeth Emmert. Nada más lejos de lo que verdaderamente motiva al cazador moderno a salir con arma en mano a perseguir algún animalillo en el bosque.
Es una actividad primitiva que produce altas dosis de adrenalina en quien lo practica. "Es atractiva para jóvenes profesionales, ejecutivos de corporaciones para quienes la caza es una válvula de escape y una forma de librarse del estrés cotidiano, pero lo más importante es que es una plataforma para hacer contactos", dice Reinwald.
Sangriento pasatiempo
En la feria de Dortmund se encuentran algunos casos de jóvenes que ejemplifican lo que dice Reinwald. Lars Fischer es un joven ejecutivo de la empresa de consultoría multinacional McKinsey.
"Cuando ingresé en la empresa escuchaba a otros asesores planeando una salida de cacería. Había excitación cada vez que alguien se las ingeniaba para llevar a un alto ejecutivo en el viaje. No se decía a los cuatro vientos, pero era bien sabido que tener una licencia de cacería era como tener una llave para acceder a los círculos de mayor influencia. Por eso saqué la mía", dice.
La caza es desde este punto de vista un sangriento pasatiempo de las clases altas, como sucede en Gran Bretaña y Estados Unidos. En Alemania los cazadores afirman que abandonar la cacería supondría consecuencias catastróficas para los bosques como resultado de la sobrepoblación de ciertas especies.
Los ambientalistas responden que el ser humano mismo ha roto el equilibrio de la naturaleza y no será posible reestablecerlo. Eso justifica la sangrienta mano de quienes tienen que limitar la existencia de ciertas especies.