La canciller alemana, Angela Merkel, por primera vez en Brasil
13 de mayo de 2008Por primera vez desde que asumió el poder, Angela Merkel viaja a América Latina. Brasil es la escala inicial de su recorrido, país desde el que partirá hacia Lima para participar del 16 al 17 de mayo en la V Cumbre de América Latina, el Caribe y la Unión Europea. Colombia y luego México cerrarán la estancia de la jefa del gobierno germano en la región.
Pese a que el viaje de Merkel ha sido criticado por los socialdemócratas brasileños, para quienes el itinerario de la canciller, que con excepción de Brasil sólo discurre por países aliados de Estados Unidos, no refleja la “nueva realidad política” del continente, el embajador de Brasil en Berlín, Luiz Felipe de Seixas Corrêa, recuerda que “las posiciones ideológicas son discutibles y no afectan en absoluto a la relación germano-brasileña, que es sólida, larga y basada en intereses comunes”.
Los dos países tratarán, además de los aspectos tradicionales de la cooperación bilateral, “una amplia gama de temas”, añadió Seixas Corrêa, que se extienden desde el diálogo de los miembros del G8 con los Estados emergentes, el llamado “proceso de Heiligendamm”, hasta cuestiones internacionales como el modo de enfrentar los problemas medioambientales y la reforma de Naciones Unidas, además del comercio mundial y el interés común por dinamizar y concluir la Ronda de Doha.
Y todo ello sin olvidar, dice el embajador, “la expectativa de poder llegar a un acuerdo sobre el trabajo conjunto en el campo de las energías renovables, entre ellas los biocombustibles”.
Grandes oportunidades
Por mucho que Europa sea el principal inversor en América Latina, el segundo socio comercial de la región y el primer impulsor del desarrollo, el gesto de Merkel no ha hecho escuela entre otros jefes de gobierno comunitarios como el francés, el italiano o el británico. No por nada, el interés de Alemania en la región es crucial: en América Latina se concentra el mayor número de medianas empresas y grandes consorcios germanos fuera de Europa.
Según Ludwig Georg Braun, presidente de la Confederación Alemana de Cámaras de Industria y Comercio (DIHK), Brasil sigue con su “política socialdemócrata de centro” el camino correcto, una senda que ha convertido ya al país en la décima potencia industrial y el quinto exportador de armas del mundo.
“Es evidente que América Latina brinda grandes oportunidades, y que las compañías alemanas están muy interesadas”, apunta el embajador Seixas Corrêa. “La DIHK se ha posicionado claramente a favor de reforzar la intensidad de las inversiones y de la cooperación alemana en toda la región”, asegura.
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Voluntad política
En opinión de Uwe Kaestner, presidente de la Asociación Germano-Alemana (DBG), el Programa de Aceleración del Crecimiento impulsado por el Gobierno brasileño es una de las mejores vías para otorgar nueva vida a las relaciones entre ambos países. “Con este programa, Brasil se ha dotado de un sistema de inversiones que abarca muchas especialidades alemanas, como la renovación de puertos y aeropuertos, la construcción de tramos ferroviarios y de carreteras y un programa energético que incluye la energía nuclear”.
Y pese a todo, aunque bilateralmente ambos Estados se encuentran en una situación privilegiada, Kaestner sabe que es necesario llegar a un acuerdo final en lo que al comercio mundial se refiere. “Los intereses de muchos países confluyen en la Ronda de Doha y, paralelamente, en la negociación de la Unión Europea con el Mercosur. Tenemos que definir de una vez lo que es y lo que no es posible, y con lo posible sellar un acuerdo”.
La coyuntura económica y política actual hace posible, según Kaestner, una solución rápida. “La economía internacional se encuentra en proceso de cambio. Soy pesimista en cuanto a la crisis financiera de Estados Unidos, que va a frenar el crecimiento de muchos países. Asegurando un avance en el comercio internacional al eliminar las barreras podríamos compensar las pérdidas”.
Además, el éxito de Doha dependerá de que Estados Unidos acepte un acuerdo fast track, es decir, un documento no susceptible de ser enmendado por el Congreso, y esta opción acaba con la presidencia de Bush, dice Kaestner. “En la campaña electoral estadounidense el proteccionismo está volviendo a ganar en importancia. Sólo puedo aconsejar a la UE y al Mercosur que aumenten sus esfuerzos. Doha se inició en 2001, pero el Mercosur y la UE negocian desde 1992. Es mucho tiempo. Los problemas son conocidos. Lo que falta es la voluntad política.”
Nuevo rumbo
También en el Gobierno brasileño se conoce el problema. “El proteccionismo agrícola en la UE y Estados Unidos es el mayor obstáculo que encuentra la Ronda de Doha”, critica Seixas Corrêa. “Es competencia de los países implicados adoptar las medidas necesarias para acabar con él y fijar para el comercio agrícola las mismas reglas por las que se rige el intercambio de bienes industriales. Cualquier otra exposición de los hechos desvirtúa la realidad.”
Sin embargo, el embajador señala que ninguna de las propuestas presentadas hasta ahora por Brasil busca el enfrentamiento, sino la cooperación. “Es importante tener en cuenta que América Latina, en su camino hacia el crecimiento y el desarrollo, tendrá que abrirse al diálogo no sólo sobre sus áreas tradicionales, sino también sobre todos los segmentos y polos de innovación en el mundo. Las relaciones segmentadas ya no existen, sino sólo las relaciones amplias, universales y en beneficio de todos. Nada es contra nadie, todo es a favor de nuestro crecimiento”.
Kaestner, él mismo ex embajador, coincide con Seixas Corrêa: “un socio estratégico piensa más allá del interés nacional o bilateral. El viaje de Merkel será una buena oportunidad para desarrollar posiciones conjuntas de cara a la Conferencia de Lima. Puesto que Brasil es el líder natural de la región, es el primer interlocutor para tratar las cuestiones regionales.”