La basura en Italia: ¿ecología o negocio?
15 de octubre de 2008Cuando las montañas de residuos en la región napolitana empezaron a sobrepasar el límite de lo soportable, la exportación de basura a Alemania parecía ser una ayuda bienintencionada del país vecino. Por aquel entonces el gobierno italiano encargó la incineración de basura a diferentes plantas de procesamiento alemanas.
Fue la respuesta a una llamada de auxilio, dijo Michael Schneider, portavoz de prensa de Remondis, una de las empresas de eliminación de residuos más grandes del mundo, en entrevista con DW-WORLD. Pero en realidad los trenes cargados de basura ruedan hacia Alemania desde mucho antes, desde abril del 2001.
Italia: la crisis permanente
En enero de 2008 el sistema de recogida de basura local de Nápoles colapsó. Los depósitos habían alcanzado su tope máximo y los camiones recolectores dejaron de operar durante semanas. Un problema bastante conocido para la región napolitana, en donde desde hace años la recolección de basura está en manos de la "Camorra", como se llama a la mafia napolitana.
Como en la región no existen plantas de incineración, la mafia compra terrenos en el campo para depositar la basura, terrenos que el Estado italiano compra después por un precio más alto.
Otra parte del negocio con el que la "Camorra" hace millones de euros es el transporte y el abastecimiento ilegal de residuos tóxicos de toda Italia a las afueras de Nápoles, donde se entierran. Ante el sabotaje de la mafia, pocos han sido los intentos de las autoridades municipales de construir las instalaciones necesarias.
Otras veces son los políticos mismos los que ponen obstáculos. Así, los miembros del Partido Verde se oponen a la construcción de nuevos vertederos y la política local está paralizada. "Nosotros pagamos para que los alemanes puedan aprovechar nuestra basura", se quejaban los habitantes de Nápoles en enero de este año. Comprensible, ya que los costos del transporte se financian con sus impuestos.
¿Ayuda o buen negocio?
La situación no es nueva. Fue en abril del año 2001, cuando el gobernador de Campania, Antonio Bassolino, pidió ayuda al gobierno del estado alemán de Renania del Norte-Westfalia.
Los "trenes de la vergüenza", como los llama el político italiano, llegaron a través de la empresa de transportes italiana "Ecolog" a una planta de incineración en la ciudad báltica de Bremerhaven. "Dependiendo de la capacidad de transporte, llegaban aproximadamente 1.600 toneladas de basura semanalmente", dice Schneider.
Durante siete años la empresa se encargó de la basura italiana. Pero desde mayo del 2008 la empresa no recibió encargos nuevos por parte de los italianos. "Lamentablemente", dice Schneider.
"La basura que viene de la región napolitana consiste en un 60 % de biomasa", explica el profesor Dr. Klaus Wiemer, de la Universidad de Kassel. Una materia de la que se puede extraer energía. Aunque en Alemania nadie lo quiere admitir, es por esto que se convirtió en un negocio productivo para las empresas de incineración alemanas.
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Cuando Alemania empezó con la abolición de los vertederos se construyeron numerosas plantas incineradoras. Según Schneider, vocero de prensa de Remondis, en Alemania existe una capacidad ociosa de seis millones de toneladas. De esta manera la empresa justifica los importes de residuos del extranjero.
Afirmaciones falsas, opina Wiemer y habla de una situación bastante equilibrada, a causa de los residuos que se acumularon a lo largo del tiempo y que tienen que ser utilizados poco a poco. "Muchas de las instalaciones que se han construido todavía no están terminadas o puestas en marcha".
Entonces la explicación tiene que ser de tipo económico. Surge la pregunta de si las empresas incineradoras alemanas cobran por eliminar la basura italiana más que por la basura local. Los implicados guardan silencio: "No lo puedo responder, es un secreto de empresa", dice Schneider.
"Es obvio que los precios para la incineración de basura del exterior son más altos", dice el profesor Wiemer. Nadie quiere articular cifras. Lo que parece evidente, sin embargo, es que el negocio con la basura es bastante rentable.
Una medida caritativa
"La exportación de la basura napolitana a Alemania ha sido la manera segura de lidiar con la crisis, cuando Italia se encontraba en situación de emergencia.", enfatiza Wiemer. La alternativa hubiera sido arrojar los desechos a un vertedero sin medidas de seguridad y sin tener conceptos de utilización.
"El gas tóxico que sale de la basura depositada en los vertederos contiene 60 % de metano. En combinación con el dióxido de carbono, esta mezcla es 21 veces más contaminante que el dióxido de carbono solo", explica el profesor.
A causa de estas circunstancias, en muchas partes de Campania, se contaminó el agua subterránea, y no es el único peligro para los habitantes italianos. La incineración de basura doméstica, neumáticos y baterías en plena calle es cotidiana en Nápoles y produce tóxicos que contaminan el aire. Los casos de cáncer en la región son más frecuentes que en el resto de Italia.
"Ecológicamente hablando, transportar la basura largas distancias no es la solución", admite Wiemer. El problema tiene otras dimensiones; por ejemplo, la política. Y aquí es seguro que no se avanzará mientras, como muchos sostienen, cualquier solución deba pasar por un entendimiento con la mafia napolitana.