La advertencia de Brandeburgo
22 de abril de 2006
"El mundo entre amigos", es el lema del Campeonato Mundial de Fútbol que pretende presentar al país como lo que en parte es, una nación abierta y tolerante. Sin embargo una serie de vergonzosos ataques racistas recientes se convierten en una advertencia sobre esa otra cara de Alemania que no es tan amistosa, la de la ultraderecha.
El más reciente y brutal de esos ataques, del que fue víctima un ingeniero nacionalizado alemán de origen etíope en Potsdam, ha sido como un balde de agua fría para los partidos de la coalición en el gobierno que dirige Angela Merkel. Democristianos y socialdemócratas tienen posturas opuestas sobre cómo enfrentar un problema que sigue latente, sobre todo en el este de Alemania, y que vuelve a emerger con brutalidad, una y otra vez, a la luz pública.
Cero tolerancia
Una estrategia de "cero tolerancia del Estado" y más recursos para prevención y combate de la ultraderecha propone el partido socialdemócrata alemán, SPD. "En el este de Alemania subestimamos el problema", reconoce el vicepresidente del partido, Jens Bullerjahn, en entrevista con el dominical Bild am Sonntag. El político socialdemócrata y futuro ministro de Finanzas de Sajonia Anhalt, exhortó a las asociaciones de empresarios e industriales a no tolerar ninguna expresión de ultraderechismo.
Particularmente la parte oriental de Alemania ha adquirido fama de ser bastión de la ultraderecha por haberse producido ahí numerosos y lamentables ataques. El estado de Brandeburgo, que rodea Berlín, es considerado como una de las peores zonas. Colectivos africanos de Berlín y Brandeburgo publicarán un catálogo sobre esas zonas que hay que evitar siendo moreno o de color, mas aún de noche o estando solo. De las 32 selecciones que tomarán parte en el Mundial, sólo la ucraniana se hospedará en Brandeburgo. La mayoría, sobre todo las africanas, latinoamericanas y asiáticas han optado por regiones más seguras, en el sur y oeste de Alemania.
Falta cultura democrática
El desempleo y la falta de perspectivas en la región de lo que era la antigua Alemania comunista son caldo de cultivo del extremismo de derecha, según Bullerjahn. "Los valores democráticos como la tolerancia todavía no están arraigados y será necesaria una generación más para ver progresos", advierte.
Por ello provoca incomprensión en las filas socialdemócratas la reticencia de cristianodemócratas CDU, sus socios en la coalición, para adoptar programas de combate a la ultraderecha. Socialdemócratas critican los planes del ministerio de Familia, que tiene previsto destinar 19 millones de euros a partir del próximo año en programas de integración y de combate de la extrema izquierda. Sin embargo socialdemócratas cuestionan porqué combatir a la extrema izquierda cuando ésta no representa una amenaza para ninguna minoría.
Visitantes de color
Tratándose del Mundial los ánimos se vuelven tensos. Alemania espera cientos de miles de turistas, entre ellos los hinchas de cinco selecciones africanas, eso sin contar a los brasileños y otras selecciones con jugadores de color. El reciente ataque, a las puertas de la capital alemana, ha reabierto en una forma más cruda el debate sobre la inmigración y la integración, sobre la multiculturalidad de la sociedad alemana.
La escandalosa golpiza, que dejará seguramente secuelas en la víctima, si es que sobrevive, ha desatado un debate nacional. El mismo Fiscal Federal tomó cartas en el asunto girando un auto de formal prisión contra los supuestos agresores y la canciller Angela Merkel condenó duramente el crimen. No ha sido un caso aislado pero las autoridades lo han asumido como ejemplar.