“Los climatólogos deben volar menos”
6 de marzo de 2018Katharine Hayhoe siempre está pensando en su huella de carbono, tanto privada como profesional. Al igual que muchos otros científicos, la directora de Climatología de la Universidad Tecnológica de Texas (Texas Tech University, en inglés) ha llegado a la conclusión de que volar menos es la mejor manera de reducirla.
Ciertamente no es fácil. Como destacada comunicadora en ciencias climáticas, se le pide a menudo que intervenga en numerosos eventos al año, desde debates con grupos comunitarios hasta la participación en talleres y seminarios académicos. Su primera respuesta es siempre preguntar si puede participar virtualmente.
"A menudo me responden, bueno, nunca lo hemos hecho, pero podemos intentarlo”, cuenta Hayhoe a DW. "Muchos de mis colegas están divididos en cuanto a mi enfoque, pero estoy haciendo todo lo posible por cambiar esta cultura del viajar”, explica.
Antes de planificar su viaje a cualquier región, Hayhoe espera hasta tener varios eventos a los que asistir en el destino. "Cuando fui al Reino Unido en noviembre, por ejemplo, había estado coleccionando invitaciones durante casi dos años. Me alojé cerca de una estación de tren central, ubicada en Londres, y cada día visité una universidad u organización diferente”, cuenta.
Asimismo, compensa las emisiones relacionadas con sus viajes a través de un proyecto llamado "Climate Stewards”, que invierte en las economías locales de Kenia, Ghana y México. "Son muy cuidadosos a la hora de asegurar que las certificaciones se empleen de manera sostenible. Conozco personalmente el proyecto y creo que están haciendo una buena labor”, añade la investigadora.
Pero, además, Hayhoe ha llevado a cabo muchos otros cambios en su vida: ha comprado un coche híbrido, invierte en electrodomésticos de alta eficiencia y ha instalado un tendedero en el tejado de su casa.
"Comemos más conscientemente, dando prioridad a los productos lácteos, huevos y carne de cría al aire libre, pero de vez en cuando disfrutamos de una barbacoa, vivimos en Texas después de todo”, cuenta Hayhoe. "Obtenemos nuestra energía de una cooperativa local, que incluye energía eólica, y estamos ahorrando para instalar placas solares en nuestro próximo hogar”, explica.
La vida baja en carbono no sólo es trabajo: "Tenemos una red de caminos todoterreno cerca de nuestra casa, pero en lugar de los ruidosos vehículos de cuatro ruedas, montamos en bicicleta eléctrica de montaña”.
Hayhoe cuenta que las universidades e instituciones de investigación, incluyendo la suya propia, podrían hacer mucho más para reducir su huella de carbono.
"No hay sistemas eólicos o solares en el campus de mi universidad y, hasta donde yo sé, no hay planes de instalar ninguno, a pesar de que estamos en un área que disfruta de 250 días de sol al año, y donde el precio de la energía eólica y solar es más bajo que en cualquier otro lugar del país”, afirma.