Júbilo en Boston tras atrapar al presunto coautor del atentado
20 de abril de 2013Los ciudadanos de Boston salieron esta noche con júbilo a la calle para celebrar la captura por la Policía del presunto coautor de las explosiones del pasado lunes, el joven Dzhokhar sarnaev, después de una semana de shock, duelo y angustia.
Desde los sangrientos atentados perpetrados por Al Qaeda hace más de once años no vivía Estados Unidos unas jornadas tan dramáticas, con muertos y heridos en sus calles, tanquetas en las avenidas de alguna gran ciudad y psicosis de paquetes bomba por todo el país. Los atentados del maratón de Boston, ejecutados según todos los indicios por los hermanos Tamerlan y Dzhokhar Tsarnaev, han devuelto al pueblo americano a un pasado de inseguridad que empezaba a tener olvidado.
Y, aunque resuelto eficazmente el caso, con la muerte a tiros de Tamerlan y la detención espectacular de Dzhokhar, el episodio va a dejar sin duda huella en la memoria y el subconsciente de los estadounidenses.
El FBI ya había puesto en 2011 en el punto de mira a Tamerlan Tsarnaev, por considerarlo un "islamista radical", aunque no pudo hallar indicios de actividades terroristas, según comunicó la policía federal. A Tamerlan Tsarnaev se le había investigado por petición de un gobierno extranjero, según indicó el FBI. La investigación se basaba en informaciones de que Tsarnaev era un seguidor del islam radical y un musulmán estricto. A partir de 2010 se transformó completamente, empezó los preparativos para salir de Estados Unidos y unirse a grupos clandestinos en el extranjero del que no se ha ofrecido más información, se indicó. El FBI señaló que entonces habló con Tamerlan Tsarnaev y con familiares. Se revisaron sus contactos telefónicos, los planes de viaje y los contactos personas sin descubrir nada sospechoso. Entonces, el FBI solicitó a gobiernos extranjeros más información pero no recibió nada. Según el FBI, nacieron en Kirguistán. Dzhokhar tenía pasaporte estadounidense y Tamerlan recibió el permiso de residencia permanente.
La procedencia extranjera de los dos presuntos autores abre un sinfín de interrogantes sobre los motivos políticos o religiosos de su acción y sobre el eventual respaldo obtenido de grupos foráneos peligrosos. Su origen chechén plantea además el riesgo de contaminación de la vida estadounidense con un conflicto foráneo irresoluble.
Durante días después de los atentados, que se cobraron la vida de tres personas, entre ellas un niño de ocho años, e hirieron a más de 170 en esa ciudad símbolo de la Revolución Americana, la población no supo quién había cometido la carnicería y todavía hoy sigue sin saber por qué razón.
Al final, con la captura del segundo sospechoso, las fuerzas de seguridad estadounidenses, en particular el Buró Federal de Investigaciones (FBI), se han anotado un gran éxito, porque han sabido trabajar de manera coordinada para cerrar, relativamente en poco tiempo, un caso que estaba provocando enorme angustia en la población.
"Han trabajado como deben hacerlo, como un equipo, y les estamos muy agradecidos por ello", decía el presidente Barack Obama en una declaración ante los medios tras la captura de Dzhokhar Tsarnaeven en un barrio de las afueras de Boston. Pero, como advertía a renglón seguido, "esta noche han quedado por supuesto muchas preguntas sin responder".
La primera de ellas: ¿Cómo es posible que unos jóvenes que han crecido y estudiado aquí, como parte de nuestras comunidades y de nuestro país, recurran a semejante violencia?, se preguntó el presidente. En definitiva, ¿qué es lo que hace que algunos individuos desarrollen tal odio contra la sociedad y la comunidad que los acoge? Y en relación con ello, ¿cómo llega a producirse el adoctrinamiento de unos jóvenes que tanto sus familiares como sus amistades describen como estadounidenses perfectamente corrientes?
Son preguntas difíciles que llegan en un momento clave, precisamente cuando el Senado de los EEUU ha comenzado a tramitar un proyecto de reforma migratoria integral cuyo objetivo es la legalización de once millones de extranjeros indocumentados que llevan años si no décadas "en las sombras". Los atentados de Boston, a este respecto, amenazan con avivar las dudas de la oposición republicana sobre el objetivo mismo de la reforma migratoria.
MB/dpa/efe