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Juegos Olímpico sin Rusia, por favor

Jens Krepela
1 de febrero de 2023

El boicot deportivo contra Rusia se está desmoronando. El COI quiere permitir la participación en los Juegos Olímpicos de los atletas de Rusia y Bielorrusia. Una señal equivocada, dice Jens Krepela.

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El equipo ruso en la ceremonia de despedida de los Juegos Olímpicos de Pekín en 2022.
Aunque el equipo ruso tenía prohibido usar los colores de su país, los atletas usaron un brazalete con la bandera rusa durante la ceremonia de despedida.Imagen: Michael Kappeler/dpa/picture alliance

El deporte debe unir y no dividir. Con esta noble idea en mente, el Comité Olímpico Internacional (COI) justifica su postura de permitir que los atletas de Rusia y Bielorrusia participen de nuevo en competencias internacionales con banderas neutrales. No es ningún secreto que esto se refiere a los Juegos Olímpicos de París en 2024. Las clasificaciones tendrán lugar durante los próximos meses.

Como era de esperar, Ucrania reaccionó con dureza al debate. El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, dijo que solo se podría debatir sobre el tema siempre y cuando Rusia dejara de hacer la guerra y generar terror. El excampeón olímpico Vladimir Klitschko pidió también la exclusión de dichos atletas.

Sin tomar lo anterior en cuenta, el presidente del COI, Thomas Bach, "percibe" que sí hay "una gran mayoría mundial" a favor de la participación rusa y bielorrusa; de hecho, hay voces críticas de Occidente que dan la bienvenida a esta apertura. Por ejemplo, Andreas Michelmann, presidente de la Federación Alemana de Balonmano, cree que es un paso "comprensible". Una portavoz del Comité Olímpico Nacional de EE. UU. mostró su cauteloso apoyo en el Wall Street Journal a principios de diciembre.

Asombro por el COI

¿Cómo? Entonces, ¿mientras amigos y familiares están siendo bombardeados en Ucrania, los atletas de ese país se enfrentan cara a cara con competidores de Rusia bajo los anillos olímpicos, en una "competencia pacífica", como al COI le encanta propagar?

Al final, será un escenario inadmisible a pesar de todas las restricciones. Los atletas de Bielorrusia y Rusia participarán con una bandera neutral. Los Juegos de Invierno en Pekín en 2022 ya mostraron que es solo fachada y no una sanción efectiva. A pesar de la prohibición, los colores nacionales rusos se pudieron ver claramente en la ceremonia de clausura.

Justo después de los juegos, varios atletas del equipo ruso aceptaron participar en la propaganda de guerra del presidente Putin. El deporte y el Estado siempre han mantenido un fuerte vínculo allí, hecho más que evidente desde el escándalo de dopaje en Moscú. También esto demuestra que allí se toman muy en serio los valores olímpicos. La exclusión generalizada de las competiciones internacionales es, por lo tanto, dura, pero correcta.

Jens Krepela.
Jens Krepela, redactor de DW.Imagen: Privat

Mejor separar deporte y política

Si solo se tiene en cuenta a cada uno de los atletas, la imagen es más diferenciada. Al igual que el COI, el jefe de DHB, Michelmann, también argumenta que no se puede "responsabilizar a los atletas por la política de su país”. Esto es solo correcto en teoría, pero en la práctica resulta ser un problema irresoluble.

Cuando se trató de permitir que los atletas rusos participaran de nuevo, después del asunto del dopaje, el COI tuvo en cuenta hechos concretos, como pruebas verificables y valores de laboratorio, lo que ahora no es posible hacer.

Al fin y al cabo, hay algunos atletas que apoyan a Putin, aunque hayan vivido en el extranjero durante años, como la estrella de la NHL, Alexander Ovechkin. Pero también hay quienes hablan con cautela contra la guerra, como la estrella del tenis Alexander Rublev.

El castigo colectivo existente, al final, afecta a todos, y es, por ello, espinoso. Sin embargo, es correcto, porque independientemente de la postura política del individuo, el Kremlin usaría cualquier éxito deportivo como propaganda, fortaleciendo así su postura en la guerra.

Hay que tener claro que el deporte es siempre un escenario. Hace solo unos días, un ucraniano y un atleta "neutral" de Rusia se enfrentaron en un campeonato de tenis de Australia. Los espectadores vitorearon con banderas rusas e imágenes de Putin, acaparando la atención mundial. Los organizadores del torneo se vieron obligados a prohibir la bandera rusa y, por lo tanto, a arrebatar lo antes posible el escenario público a los partidarios de Putin.

Denuncias de discriminación

El presidente del COI, Bach, añadió a la polémica el aspecto de los derechos humanos. Argumentó que los relatores especiales del Consejo de Derechos Humanos de la ONU han expresado su preocupación por la exclusión "debido a un pasaporte o a un lugar de nacimiento", lo que vulnera la prohibición de discriminación. ¿Se puede comparar tal discriminación contra un atleta ruso con las consecuencias de los ataques rusos contra civiles ucranianos?

El sufrimiento está repartido entonces de manera muy desigual. Prohibir a personas en función de su procedencia es injusto, sin duda. Esto debe terminar lo antes posible, pero ahora no es aún el momento más acertado para hacerlo.

(rmr/cp)