Jorge Glas, el arma arrojadiza en un Ecuador polarizado
8 de abril de 2024Nacido en Guayaquil en 1969, Jorge Glas es una figura emblemática de los años del correísmo en Ecuador. Glas y Rafael Correa, que también es de Guayaquil, se conocieron en su temprana juventud. Juntos acudían a campamentos de los Boy Scouts.
"La relación con Correa ha sido muy íntima”, confirma a Deutsche Welle Constantin Groll, director de la oficina de la Fundación Friedrich Ebert (cercana a la socialdemocracia alemana) en Ecuador. "Se dice que, por parte de Correa, existía hacia Glas casi un sentimiento de relación con un hermano pequeño”, prosigue Groll.
Vicepresidente con Correa y Moreno
Casado y con dos hijos, Jorge Glas se graduó en ingeniería eléctrica en 2008 en la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol) con una tesis que recibió acusaciones de plagio. Desde el inicio de su mandato, Correa contó con Glas para desempeñar varias funciones ministeriales. Su cargo más destacado fue el de vicepresidente de Correa, que ocupó entre 2013 y 2017.
Después, fue vicepresidente en el Gobierno posterior, encabezado por Lenín Moreno, pero solo duró unos meses. En 2017, fue obligado a abandonar el cargo y condenado a seis años de prisión tras ser declarado culpable de recibir más de 13,5 millones de dólares en sobornos.
"Justamente es a partir de su salida cuando empieza la ruptura y la crisis de Revolución Ciudadana”, el movimiento de izquierda progresista cuyo presidente honorífico es Correa, dice a DW Jacques Ramírez, profesor de la Universidad de Cuenca (Ecuador).
Corrupción, crimen organizado y narcotráfico
"Su relación en casos de corrupción es probable”, valora, por su parte, Constantin Groll. "No obstante, los juicios contra él tienen fallas y demostrar claramente su culpabilidad es complicado”. Por otra parte, Groll destaca la elevada "capacidad de gestión política” de Glas, que "manejó relaciones muy importantes con China durante su mandato, sobre todo en sectores estratégicos”.
Por su parte, Johannes Hügel, de la Fundación Konrad Adenauer de Ecuador, cercana a los conservadores alemanes, apunta que "las últimas investigaciones de la Fiscal General ecuatoriana Diana Salazar han demostrado que existe una estrecha relación entre el crimen organizado y el narcotráfico con los beneficios que recibió Glas en sus problemas legales”. Hügel va más allá, destacando que Rafael Correa lo sabe y, a pesar de ello, "siendo él mismo prófugo de la justicia ecuatoriana, ahora defiende a un criminal”.
A la búsqueda de rédito político
Jacques Ramírez señala que, en un país enormemente polarizado, que no logra superar la crisis de seguridad que lo aqueja y en el que la subida del IVA ha causado malestar entre la población, el Gobierno de Daniel Noboa esperaba que el asalto a la Embajada de México y la captura de Jorge Glas catapultara al actual Gobierno en las encuestas.
"Esto, a las puertas de una consulta popular”, destaca Ramírez, refiriéndose al próximo referéndum del 21 de abril, en el que se incluyen temas sobre la participación de las Fuerzas Armadas en apoyo a la Policía contra el crimen organizado, la extradición de ecuatorianos, la instauración de juzgados en materia constitucional, el reconocimiento de los arbitrajes internacionales y la flexibilización del mercado laboral con contratos temporales y por horas.
"Ahora, muchos analistas señalan que está en riesgo el triunfo del Gobierno en las preguntas de la consulta”. Según Ramírez, una encuesta reciente arroja que la mitad de la población ecuatoriana rechaza el asalto a la Embajada de México. "El tiro le salió mal”, sentencia Jacques Ramírez.
Glas, objeto de enfrentamiento
Políticamente, Glas es en Ecuador un arma arrojadiza entre sectores, alguien que encarna la rivalidad entre correístas frente a anticorreístas. Pero Costantin Groll, de la Fundación Friedrich Ebert, destaca que su rol en el movimiento correísta Revolución Ciudadana es ambiguo. "La línea oficial es de defensa y apoyo, pero entre los jóvenes crece el malestar y la evidencia de que figuras como él impiden ampliar la base electoral”.
Por su parte, el espectro anticorreísta considera la lucha contra Glas de altísima importancia, tanto para su discurso político como para generar consenso y legitimidad entre sus votantes. "Por tanto, se le da a veces mucha más importancia de la que merece el caso o la persona”, concluye Groll. (gg)