Este es Joachim Löw
7 de junio de 2012El nombre de Löw saltó a la fama internacional cuando en el 2004 Jürgen Klinsmann, seleccionador de Alemania, le escogió como su asistente. Entonces el equipo nacional alemán atravesaba una de sus peores crisis históricas, tras haber sido eliminado en la fase de grupos de la Eurocopa celebrada en Portugal. Las directivas de la federación de fútbol (DFB) decidieron apostarle a un proceso de reforma.
Klinsmann era, como él mismo se definió en su momento, el “jefe del proyecto”. Su asistente, Joachim Löw, el cerebro deportivo, el encargado de traducir los conceptos en fútbol, el que en la cancha, al lado de los jugadores, explicaba a los integrantes de la selección cómo tratar el balón, y por qué.
El trabajo en el banco
En últimas, con el equipo alemán que se preparaba para el Mundial del 2006, del cual era anfitrión, Löw no hacia otra cosa que regresar al trabajo en el banco, algo que, a diferencia de Klinsmann, para él no era desconocido.
Su trabajo como entrenador se inició en Suiza, con el FC Frauenfeld, equipo con el cual jugaba el torneo local, formando como centrodelantero, mientras, paralelamente, asumía la conducción técnica del equipo infantil Sub13. Löw, en 1994, entendió que su carrera como futbolista, la misma que le convirtió en el máximo goleador en la historia del Friburgo (81 anotaciones), no terminaría al abandonar las canchas, pues su nuevo puesto tendría que ser el banco de entrenadores.
En 1995 regresó a Alemania, a uno de los equipos para los que jugó, el Stuttgart, y tras iniciar como asistente, al igual que casi una década más tarde con la selección alemana, ascendió a ser el primer entrenador del club, al que coronó como campeón de la Copa Alemana en su segunda temporada.
Identidad futbolística
En aquella fecha ya era posible identificar el tipo de fútbol que le gustaba al actual entrenador alemán, y éste no difiere en lo esencial del que desea practicar hoy con la selección: un agresivo juego vertical, volcado a la ofensiva, en el que el manejo del balón en el medio campo es clave.
La Bundesliga, en 1997, se rindió a los pies del “triángulo mágico”, conformado por el bulgaro Krassimir Balakov, el brasilero Giovane Élber, y el alemán Fredi Bobic, quienes aplicaban a la perfección el concepto de Joachim Löw. Sin embargo, en los años siguientes, con excepción del título austriaco, con el FC Tirol Innsbruck en el 2002, los triunfos le fueron esquivos.
En Turquía (Fenerbahce Estambul y Adanaspor), en la Bundesliga (Karlsruhe), y en Austria (Rápido Viena), el entrenador alemán, pese a mantenerse fiel a su filosofía futbolística, no consiguió los éxitos deportivos esperados, aunque, para su consuelo, su imagen personal como uno de los hombres mejor vestidos de Alemania no cesó de crecer con los años.
Su gran reforma
En el 2006, tras obtener con Alemania el tercer lugar en el Mundial, Löw heredó de Klinsmann, quien prefirió retirarse, la posición de seleccionador nacional. Desde aquella fecha, este hombre de 52 años, de cuya vida privada poco trasciende a la opinión pública, ha emprendido una reforma en el fútbol del país que si bien aún no ha sido recompensada con títulos, sí se ha ganado la admiración y el respeto internacional.
Desde su casa en las afueras de Friburgo, muy cerca de su región nativa, la “Selva Negra”, donde reside con su esposa Daniela, Löw ha diseñado un plan que en los últimos seis años ha llevado a Alemania a ser subcampeón de Europa en el 2008, y tercera en el Mundial 2010, tropezando en ambas ocasiones en el camino a los trofeos con la selección de España.
El entrenador Löw renovó completamente la selección alemana, sin contemplaciones de ninguna naturaleza ante estrellas consagradas del pasado como Michael Ballack, tanto en materia de jugadores, como de cultura futbolística. Así, con un equipo muy joven, y con un estilo de juego atractivo al público por su velocidad, su agresividad, su riqueza asociativa y su vocación de ataque, se ganó el respaldo de la afición internacional en el Mundial 2010. Ello le valió ser escogido como el entrenador del año por el prestigioso diario deportivo francés L´Equipe.
La hora del triunfo
Joachim Löw, a quien cariñosamente la afición llama “Jogi”, es actualmente el mejor entrenador que ha tenido Alemania en toda su historia, medido en cifras: su porcentaje de victorias es del 67%; de 78 partidos ha ganado 53, empatado 13, y perdido sólo 12; a la Eurocopa 2012 se clasificó invicto, obteniendo 10 triunfos en 10 partidos, y con un balance de goles de +27.
Pero a Löw le faltan los títulos para coronar las estadísticas. Pero eso, él mismo considera que este debe ser el año de conseguir el primer trofeo internacional, aunque –también muy típico de él- no permita que las expectativas dicten las reglas de su trabajo, ni que modifiquen el ritmo de su plan.
El entrenador alemán es un gran amigo del trabajo en calma; la búsqueda de la perfección futbolística es una obsesión personal. En los entrenamientos en la cancha se toma todo el tiempo necesario hasta que, tras una permanente repetición de los ejercicios, queda satisfecho con el desempeño de los jugadores de la selección en todos los detalles que espera de ellos: entrega del balón, tiempo transcurrido entre su recuperación y el disparo al arco en procura de anotar, movimientos con y sin pelota.
“Jogi” es un perfeccionista que dedica largas horas a la disección de los partidos del rival en procura de identificar sus fortalezas y debilidades, las cuales luego trasmite en largas conversaciones tácticas a los integrantes de la selección, a quienes asigna tareas colectivas y personalizadas que en esta Eurocopa 2012 pueden significar su consagración profesional, si el título.
Autor: Daniel Martínez
Editor: Emilia Rojas