Poca confianza en Matteo Renzi
25 de febrero de 2014”Súbito“ es una de las palabras preferidas de Matteo Renzi. A sus 39 años, el nuevo presidente italiano es el más joven en la historia del país y quiere reformas “súbitas”. No en vano, con nada menos que una reforma al mes promete un cambio radical.
¿Todo como estaba?
Sin embargo, cómo emprender todas esas reformas es un gran enigma. Su mayoría parlamentaria tiene los mismos socios de coalición que su predecesor Enrico Letta, cesado del cargo pocos días antes. Y a estos no les gustan los planes rápidos del alcalde de Florencia. En caso contrario, hace tiempo que habrían aprobado la reforma electoral que Matteo Renzi quiere acometer como primera medida. O también habrían podido promover en serio una reforma de la administración pública para agilizar la pesadaburocracia. Para Italia, medidas como éstas hubiesen sido un símbolo.
Los medios italianos son escépticos y acusan de poca experiencia política a los miembros del gabinete. “Todo recae sobre los hombros de Renzi”, escribe el “Corriere della Sera” de Milán. “La Stampa” de Turín duda de que el Gobierno pueda controlar la crisis económica más grave desde la II Guerra Mundial. Y también muchos ciudadanos se preguntan qué quiere cambiar realmente en comparación con Enrico Letta. “Tenemos otra cara en el Gobierno. Pero Renzi apuesta por la misma política que representaba Letta”, dice el dueño de un restaurante milanés. La mayoría de los peatones reaccionan con reservas a las noticias de Roma. “Otro jefe de Gobierno que no fue elegido”, se queja una joven ante el escaparate de una zapatería.
Realmente, es el tercer Gobierno de Italia que no pasa por las urnas. Por el contrario, el presidente de la República, Giorgio Napolitano, decide frecuentemente quién debe tomar las riendas del país. En noviembre de 2011, puso a Mario Monti al frente de un gabinete no electo y compuesto por tecnócratas para sacar al país de la crisis financiera. Tras el empate electoral de febrero de 2013 y la ausencia de acuerdo de Gobierno tras semanas de negociación, Napolitano urdió una gran coalición presidida por Enrico Letta formada por el PD de centro izquierda de Renzi y el partido de Silvio Berlusconi. Matteo Renzi es así el tercer presidente sin mandato de los electores y, según él mismo anunciaba, además quiere ejercer hasta el final de la legislatura.
Entre elecciones o seguir gobernando
Según las encuestas de opinión, los italianos desearían convocar nuevas elecciones en septiembre. Pero también en el partido de Renzi hay voces críticas. “Tenemos la esperanza de que lleve a nuestro partido a un triunfo electoral. Para eso se necesitan elecciones”, comentaba un compañero de partido de Renzi a Deutsche Welle. Otro de sus antiguos camaradas, el parlamentario Pippo Civati, teme una vuelta del partido a la derecha y acusa a Renzi de configurar su programa electoral según los deseos del ala derecha. “Berlusconi se alegra del nuevo jefe de Gobierno”, decía Civati en una entrevista: “Renzi está donde está porque tiene que quemarse políticamente”.
Berlusconi: ¿con o contra Renzi?
Por su parte, Berlusconi podía especular con un desgaste de Matteo Renzi en los próximos meses. El país tiene enormes problemas y la energía del florentino con sus soluciones rápidas no es una varita mágica. Su estrella podría consumirse antes de las próximas elecciones.
Ahora, pese a que Berlusconi fue condenado y tuvo que dejar su escaño en el Senado, sigue influyendo como antes sobre la política italiana. Él y sus acólitos exigen a Matteo Renzi las reformas que no impulsaron durante sus años en el Gobierno. Solo en caso de que Renzi pueda demostrar éxitos para cambiar el país podrá mantenerse en el poder. Pero para eso, necesitará a otros partidos. Por ahora, la amplia representación parlamentaria del movimiento 5 Estrellas de Beppe Grillo no le apoya. Grillo calificó al nuevo jefe del Goberno como parte de la casta contra la que él quiere luchar. Y a Renzi, solo le queda confiar en los mismos socios de coalición que su predecesor Letta o apoyarse en el “Forza Italia“ de Silvio Berlusconi: una situación nada fácil para gobernar.