Italia asume la presidencia del G-8 con la crisis como reto
2 de enero de 2009Con la entrada en el nuevo año, llega el momento de los habituales cambios al frente de las diferentes instituciones internacionales. Es el caso del G-8, el grupo formado por los siete países más industrializados del mundo más Rusia. Tras la presidencia ejercida por Japón en 2008, ahora es el turno de Italia, en la que será la tercera presidencia del G-8 para su primer ministro, Silvio Berlusconi. Como no podía ser de otra manera, la crisis que sacude a la economía internacional será uno de los platos fuertes de la agenda para 2009.
Juntos contra la crisis
Conscientes que las actuales turbulencias de la economía global no pueden ser afrontadas en exclusiva por un grupo de países tan reducido, los miembros del G-8 apuestan por incorporar a las economías emergentes para debatir sobre las reformas a emprender a nivel internacional para combatir la crisis. "Los ministros de economía hablarán de la reforma de las instituciones financieras internacionales, como el Banco Mundial", explicaba hace unos días el ministro italiano de Asuntos Exteriores, Franco Frattini. En las discusiones también tomarán parte representantes de China, India, Sudáfrica, México y Brasil.
Pero su participación no se reducirá sólo al debate sobre la situación económica internacional. También cuestiones como el cambio climático o la crisis alimentaria estarán abiertas al denominado G-5. De hecho, la presidencia italiana pretende impulsar un nuevo modelo de trabajo que será visible ya en la cumbre que se celebrará entre los días 7 y 9 de julio en la isla de La Maddalena, cerca de Cerdeña. El primer ministro transalpino, Silvio Berlusconi, anunció hace algunas semanas que la cumbre se celebrará de la manera tradicional, es decir, con la participación de los ocho países miembros, solamente en su primera jornada. A partir del segundo día se incorporarán los países del G-5, además de Egipto como invitado especial, mientras que en el tercer día de cumbre harán acto de presencia diversos países africanos, además de Australia e Indonesia.
La lucha contra el terrorismo, en la agenda italiana
Al margen de la crisis, la presidencia italiana del G-8 tiene la intención de convocar una conferencia internacional sobre Afganistán y Pakistán. El objetivo, según anunció Frattini, es trazar una especie de "hoja de ruta para desactivar la amenaza terrorista de origen islamista que tiene sus raíces en Afganistán y Pakistán". A la cumbre, Italia tiene intención de invitar a países como Egipto, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y Turquía. El encuentro se celebrará en junio, probablemente en la ciudad de Trieste, al norte de Italia.
Paralelamente, los servicios secretos italianos han reforzado la seguridad conscientes que el hecho de ostentar la presidencia del G-8 puede convertir al país en objetivo prioritario del terrorismo internacional en 2009. Frattini explicó recientemente que disponen de "señales inequívocas de un recrudecimiento de la actividad de la red Al-Qaeda contra occidente en general", aunque "no contra Italia de un modo particular".
También convocará la presidencia italiana una conferencia internacional sobre el crimen organizado, a la que tiene previsto invitar a otros países que sufren este problema. Otra de sus propuestas pasa por reglamentar Internet, especialmente en lo que respecta a la protección de la identidad y la privacidad de los usuarios. Finalmente, la presidencia italiana del G-8 abordará cuestiones ya habituales de la agenda del grupo, como la lucha contra el hambre y la pobreza, la ayuda al continente africano y el debate sobre el establecimiento de estrategias para frenar el calentamiento global, con la intención de alcanzar un acuerdo posterior al Protocolo de Kyoto sobre el cambio climático.
Inversiones millonarias
El gobierno italiano tiene previsto invertir cerca de 400 millones de euros en la organización de la cumbre de julio. Una suma de dinero que Berlusconi aseguró "no será para el G-8 sino para el territorio", en referencia a las nuevas construcciones que se edificarán, como la ampliación del aeropuerto de Olbia, la construcción de la autopista Sassari-Olbia o la nueva área de congresos y hoteles que acogerá la cumbre. El encuentro de julio reunirá en la isla de La Maddalena a unas 25.000 personas, entre jefes de gobierno, colaboradores, fuerzas de seguridad y medios de comunicación.
Es la quinta vez que Italia preside el G-8, después de las cumbres celebradas en Venecia (1980 y 1987), Nápoles (2004) y Génova (2001). Precisamente, la catástrofe vivida en esta última cumbre, con la muerte de un manifestante a manos de la policía, es una cuestión que el gobierno transalpino ha tenido muy en cuenta a la hora de organizar el encuentro de este año. "Se ha elegido a La Maddalena precisamente por ello. El lugar garantiza que lo que pasó en Génova no pueda volver a suceder", explicó Berlusconi.