Israel y la pugna por la mesura religiosa
31 de octubre de 2014Defendía una Explanada de los Templos judía, es decir, sin la Cúpula de la Roca y la Mezquita de Al-Aqsa, dos de los principales santuarios islámicos. Jehuda Glick escribió en la página web de su organización “Creyentes de la Explanada de los Templos” que allí no debía haber ya lugares “paganos” y que solo entonces se podría construir un nuevo templo judío. Una provocación intolerable para muchos palestinos. El miércoles por la tarde, un palestino disparó contra el rabino y activista derechista. Glick quedó gravemente herido. Unas horas después, el autor del atentado fue abatido por fuerzas de seguridad israelíes.
El atentado caldea aún más el ambiente, de por sí tenso. El ministro de Economía israelí, Naftali Bennet, dijo que con el ataque se cruzó una “línea roja de sangre”. Por temor a disturbios, las autoridades israelíes cerraron el jueves el acceso a la Explanada de las Mezquitas, lo que el presidente palestino, Mahmud Abbas, calificó como una “declaración de guerra”. Por la tarde los accesos fueron abiertos nuevamente.
Duros debates
Los hechos volvieron a atizar el encendido debate sobre una posible tercera intifada y sobre la identidad del Estado de Israel. Israel es el Estado de los judíos, con lo cual tiene también una componente religiosa. ¿Qué significa eso para la sociedad y la política del país? ¿Cómo se configura la convivencia de seculares, ortodoxos, ultra ortodoxos y radicales israelíes?
En un artículo que publicó hace un tiempo la revista The Economist, Avraham Burg manifestó el temor a una creciente rigidez y a que el fundamentalismo religioso se siga extendiendo en Israel. Responsabilizó de ello a un “rabinazgo agresivo y belicoso”, que aspira a un judaísmo previo a la ilustración y a la modernidad político-cultural. Según Burg, a los rabinos conservadores se suman judíos que se conciben como activistas nacionalistas y quieren apoderarse de la Cisjordania. De acuerdo con el autor, ambos grupos han sido muy exitosos y se benefician del temor que sienten muchos israelíes ante lo que ocurre en los países vecinos.
La “guerra interna”
También los escritores Yuval Elizur y Lawrence Malkin advierten del peligro de un fundamentalismo judío en su libro “The war within”, publicado en 2013 con el subtítulo: “La amenaza ultra ortodoxa para la democracia y la nación de Israel”. Los autores indican que el país no sólo se encuentra en conflicto con los palestinos, sino que también vive una guerra interna entre las fuerzas seculares y las ultra ortodoxas.
El autor Daniel Gordis rechaza esa tesis. A su juicio, el Consejo Superior de Rabinos les ahorra a muchos ortodoxos la confrontación intelectual con otras corrientes: pero, al mismo tiempo, existe también un judaísmo moderno y moderado. En una réplica a Avraham Burg, Gordis escribió que mientras la mayoría de los judíos vivan en sociedades abiertas y con un nutrido intercambio de ideas, “cabe tener la esperanza de que la tradición judía del recato se imponga y se conserve la agudeza intelectual y la sensibilidad moral que por tanto tiempo caracterizó al judaísmo”.
El peligro extremista
Arik Ascherman, rabino y activista de derechos humanos, no lo da por hecho. En entrevista con DW, indica que los políticos israelíes han actuado por años de forma demasiado condescendiente con los colonos, en especial con los radicales. “Crecieron en una atmósfera en la que creían que podían hacer lo que quisieran, porque por años las fuerzas armadas israelíes estuvieron a su lado”, señala, acotando que “a eso se suman rabinos radicales que escriben textos extremistas”.
Este movimiento les hacía la vida difícil sobre todo a los palestinos de la Cisjordania, pero desde hace un tiempo también está activo en Israel. Ascherman apunta que los radicales israelíes no solo actúan contra los palestinos, sino también contra activistas de izquierda, militares y policías, y también contra cristianos. Asegura que la gran mayoría de los israelíes rechaza a los radicales y también advierten el peligro que suponen. Y cita el proverbio “no creas que la mano que golpea a un no-judío trepidará en golpear a un judío”, concluyendo: “precisamente eso está ocurriendo ahora”.